Cardenal Pironio: la coherencia de una vida entregada al servicio
Marcos 5,21-43 EVANGELIO EN AUDIO
La enfermedad de las personas es fruto del desgaste natural del cuerpo o de algún accidente sufrido. La enfermedad doblega, deprime y oprime. En los tiempos de Jesús la enfermedad, además de debilitar las fuerzas y postrar a las personas, tenía una connotación más grave. El enfermo era considerado una persona impura, pecaminosa y maldita por Dios. Estar enfermo era lo peor que le podía pasar a una persona. Peor aún si la víctima era mujer y, más aún, menor de edad. Como mujer, no tiene ningún valor ante la sociedad religiosa de entonces, como niña menos, ya que su condición era similar a la de un esclavo. Aquí Jesús se revela como Señor de la vida, vencedor de la muerte. Es otro signo del dinamismo del Reino que trasforma y humaniza.
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