Bautismo del Señor - A

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LECTURAS, ORACIONES Y COMENTARIO

LITURGIA DE LA PALABRA-HOMILÍA (Justino)



LOS #TRES PUNTITOS DE NUESTRO OBISPO GABRIEL
1. Bautizados en nombre de la Santísima TRINIDAD
   
La presencia del Hijo, la voz del Padre y el descenso del Espíritu Santo son una fuerte evocación de la presencia del Dios Uno y TRINO que hemos recibido como sello el día del Bautismo.

    Por eso hoy, es una bella oportunidad para tener memoria agradecida por el Bautismo TRINITARIO que hemos recibido.

   Gracias a la fe de nuestros padres y abuelos en nuestra vida, se abrió el universo de la fe y la vida sacramental por el Bautismo que nos regalaron años atrás. 
   Memoria agradecida que nos debe comprometer en el presente para ser testigos, anunciadores, catequistas de la importancia y la centralidad del Bautismo para la vida de los recién nacidos o de los adultos que no lo hayan recibido.
   Con respeto y delicadeza, sin imposición de ningún tipo, debemos ser instrumentos del mismo Dios Uno y TRINO, recordando a las personas y familias el gozo y la alegría de ser sellados por el Sacramento del Bautismo.

   ¿Busco actualizar la presencia de la TRINIDAD en mi corazón a través de la vida de oración y los Sacramentos? ¿Recuerdo y celebro el día en que fui bautizado? ¿Busco de forma respetuosa ser anunciador y catequista de la centralidad del Bautismo TRINITARIO?


2. “Dios no hace ACEPCIÓN de personas” (Hch 10,34)

   La segunda lectura nos relata una parte de la reflexión de Pedro previo al bautismo de los primeros paganos. Es claro el camino de conversión pastoral que hace Pedro para no hacer ACEPCIÓN de personas. Ha descubierto que no debe considerar ni impuro ni manchado a ningún ser humano (cf. Hch 10,28) y por eso la gracia del Bautismo es para todos sin distinción ni ACEPCIÓN de ningún tipo.  
   En la Iglesia debemos seguir madurando en esta conversión pastoral que nos pide el papa Francisco para estar abiertos a todos sin excluir a nadie. Todos somos pecadoresy en cuanto pecadores hemos recibido las aguas de la salvación. Nuestras comunidades deben aprender a recibir la vida herida tal cual viene y ofrecer el Bautismo y toda la vida sacramental sin realizar ACEPCIÓN de personas.

   ¿Qué implica para mí que “Dios no hace ACEPCIÓN de personas”? ¿Qué se puede hacer en la comunidad en donde vivo la fe para superar toda tentación de hacer ACEPCIÓN de personas? ¿Tratamos de ser una Iglesia abierta y totalmente inclusiva? 
  3. “No APAGARÁ la mecha que arde débilmente” (Is 42,3)

Ni romperá la caña quebrada”.
   Esta metáfora se aplica al Mesías, a Jesús, así es su misión y su servicio en la humanidad. Por el Bautismo somos otros cristos en la tierra,
por eso la metáfora es también para nosotros. La gracia bautismal nos hace seres humanos pacíficos y pacificadores. Nos da las fuerzas necesarias para que, en las coyunturas de la historia cotidiana, seamos capaces de rescatar todo pequeño rescoldo de vida buscando no APAGAR la mecha que arde débilmente.

   Como bautizados no estamos llamados a condenar sino a continuar con la misión del Siervo Jesús, no APAGANDO la mecha ni rompiendo la caña quebrada.
   
¿En qué circunstancias Dios me estará pidiendo de forma particular que no APAGUE la mecha que arde débilmente? ¿Dónde deberé ser particularmente respetuoso y superar la tentación de cualquier tipo de condena?

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