El coraje de usar las palabras poniendo en práctica la Palabra
LECTURAS Y HOMILÍA EN AUDIO (Justino)
TEXTOS, oraciones y COMENTARIO
José
Luis Sicre: Los reyes
magos somos nosotros. Aunque Jesús fue judío, la mayoría de los
judíos no lo aceptan como Mesías, mientras que cada vez es mayor el número de
paganos que se incorporan a la comunidad cristiana.
Fray
Marcos: Dios se está manifestando siempre y a todos. No se puede descubrir
por los sentidos y viniendo de fuera, sino por el corazón y surgiendo de
dentro.
Florentino
Ulibarri: Mirando las estrellas. Sólo una y a ratos nos hubiera bastado,
pero tú nos has regalado millones y millones para que disfrutemos y no nos
perdamos en este tiempo de crisis y apagones.
Vicky
Irigaray: Epifanía del Señor. El mensaje del relato de los Magos es claro: la
salvación que trae Jesús es para toda la humanidad, sin fronteras. Dios nos
quiere y busca a todos por igual.
Anáfora:
Dios único y de todos. Te has revelado por igual a unos pobres pastores de
Israel y a unos gentiles extranjeros. Te haces visible a cuantos te buscan de
verdad, a los sencillos de corazón.
Si se celebra la Misa del 2º domingo de Navidad:
José
Luis Sicre: La Sabiduría y la Palabra. Aunque en la Iglesia
primitiva se identificó a Jesús con la Sabiduría de Dios, el autor del cuarto
evangelio prefiere el término Palabra, muy frecuente en la teología judía de la
época, con claras referencias a los antiguos profetas que recibían la palabra
del Señor y la proclamaban.
Fray
Marcos: Lo que era Dios, era la Palabra. Fue el Verbo el que
se hizo carne, no al revés. Por no tener esto en cuenta, permanece nuestro
despiste sobre lo que es Jesús.
Florentino Ulibarri: Dios nos ha tomado la delantera. Hay que poner
nuestra esperanza en Dios puesto que Él la ha puesto antes en nosotros. Hay que
confiar más en Dios y echarnos en sus brazos y descansar en su regazo.
Vicky
Irigaray: 2º Domingo de Navidad. Vivamos como hijos e hijas de la luz, siendo cauce,
mediación de la Buena Noticia, ofreciendo siempre una palabra oportuna que
consuele, aliente, bien diga, valore y reconozca al otro.
Anáfora: La vocación de Jesús. Apuesta por la
humanidad, por la felicidad de todos los seres humanos.
Toda palabra que se dice
reclama ser
escuchada. Y más
si es Dios el que se autodefine como Palabra. Que el Señor sea
Palabra nos compromete de forma muy particular. Por eso, sintetizo la
iluminación de hoy con tres palabras que tienen como eje la raíz
escuchar: ESCUCHAR-LO, ESCUCHAR-ME, ESCUCHAR-NOS.
- Dios es Palabra: ESCUCHAR-LO
- Ante el Dios Palabra: ESCUCHAR-ME
- Por la gracia del Dios Palabra: ESCUCHAR-NOS
- Dios es Palabra: ESCUCHAR-LO
Al pensar en la Palabra y en
el verbo escuchar, lo primero y principal será escuchar al Dios que
es Palabra. ESCUCHAR-LO a Él que constantemente nos comunica su
amor. Dios se comunica Él mismo, su Persona, cuando nos regala su
gracia, su poder, su presencia en nuestros corazones. También, a
través de su Palabra escrita, nos invita a transitar por sus
senderos.
¿Cómo me dispongo a
escuchar al Dios Palabra? ¿Dejo que me comunique su amor, su gracia,
su presencia en mi vida? ¿Busco comunicarme con Él? ¿Asumo el
desafío de ESCUCHAR-LO...? ¿Lo escucho realmente, tengo diálogo
con Él o solo realizo monólogos? ¿Lo escucho en la Biblia; en la
celebración de la Eucaristía; en el rezo del Santo Rosario…?
¿Descubro que la oración es diálogo, ida y vuelta, escucha
recíproca entre la grandeza de Dios y mi pequeñez humana?
- Ante el Dios Palabra: ESCUCHAR-ME
En un mundo tan ruidoso es
complicado lograr ESCUCHAR-SE a uno mismo. Al menos de forma profunda
e integral. Solemos escuchar solo una parte de nosotros mismos. En
nuestro corazón Dios también habla y se comunica. En lo mucho bueno
que Él hace en nosotros y también, en lo malo que descubrimos y que
tenemos que modificar. Si no nos ESCUCHA-MOS nos quitamos la
posibilidad de potenciar lo bueno y cambiar aquellas cosas que
lastiman nuestra vida. "ESCUCHAR-ME" no es tarea fácil
porque hace aflorar esa interioridad que, a veces, está dormida.
"ESCUCHAR-ME" es más que una introspección psicológica.
Es escuchar el misterio de Dios que habla en mi vida concreta y
cotidiana. En mis gustos y disgustos, alegrías y tristezas, aciertos
y fracasos; en mis humores, en mis deseos, necesidades, miedos,
desafíos... Dejar que
hable toda mi interioridad,
con lo bueno y con lo malo también... Pero el desafío será que lo
que salga de mi corazón sea tocado por el Dios Palabra que purifica
y renueva todo.
¿Ejercito el arte de
"ESCUCHAR-ME" integralmente o me quedo solo con algunas
expresiones parciales?¿Me conozco realmente... sé quién soy?
¿Dialogo con mi mundo interior? ¿Me dejo aturdir por el mundanal
ruido contemporáneo y me resisto a bucear en mi interioridad? ¿Qué
"palabras" brotan de mi interioridad?¿Qué "dice"
mi corazón? ¿De qué "habla" mi alma? ¿Escucho a Dios
que habla en mi corazón? ¿Busco purificar, con la gracia de Dios,
aquellas "palabras" de mi vida que no están en la dinámica
del Reino de los Cielos? ¿Dejo que Dios toque con su poder las
"palabras" negativas de mi vida?
- Por la gracia del Dios Palabra: ESCUCHAR-NOS
Es difícil escuchar a Dios y
dialogar con Él. Es difícil escuchar la propia interioridad. Es
difícil también ESCUCHAR-NOS, es decir escuchar a los demás, a los
otros y dialogar con ellos. En la era de los medios de comunicación
y de las redes sociales pareciera que cada vez nos escuchamos menos y
estamos menos comunicados. Por un lado, como veíamos en los puntos
anteriores, el mundanal ruido tampoco permite comunicarnos con los
demás. Pero es paradojal dado que en nuestro mundo contemporáneo
existen muchos medios para dialogar, comunicarse y ESCUCHAR-NOS.
¡Cada vez más medios y cada vez menos comunicados y con menos
capacidad de escucha recíproca y de diálogo! Hay mucho monólogo
compartido pero
poco diálogo real, diáfano y puro, como el que Dios Palabra nos
enseña. No es fácil dejarse invadir por la interioridad del otro.
Existe mucho bloqueo en la comunicación real y en la capacidad de
escucha verdadera. Como discípulo misionero del Dios Palabra debemos
ser maestros en el arte de ESCUCHAR-NOS y de comunicarnos y dialogar
de forma profunda, diáfana, fluida y sincera.
¿Ejercito el ESCUCHAR-NOS
en los diversos ámbitos de mi vida (familia, amigos, lugares de
trabajo y estudio, club, barrio, edificio, pastorales, servicios,
instituciones, movimientos...)? ¿Sé dialogar o solo ejercito el
"monólogo compartido"? ¿Descubro que el diálogo es "ida
y vuelta" en la comunicación con el hermano? ¿Busco dar un
tiempo prudencial a la escucha de alguna persona que lo está
necesitando? ¿Cultivo el "arte de la escucha" buscando
concentrarme en el otro con su vida, sus formas, sus problemas...?
¿Tiendo a ser superficial en mi forma de comunicación y de escucha
con los demás? ¿Abuso de los modernos medios de comunicación
social y de las redes sociales priorizando una comunicación
"genérica y superficial" por sobre una escucha atenta,
personal y comprometida?
¡Qué el Dios Palabra nos
de con su gracia la capacidad para
ESCUCHAR-LO, ESCUCHAR-ME y
ESCUCHAR-NOS!
+Mons. Gabriel Mestre
Obispo de Mar del Plata
Argentina
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