2 de enero

"Yo mismo pierdo la paciencia y, por eso pido disculpas por el mal ejemplo de ayer"

Papa, en año nuevo: “A todos, creyentes o no, les deseo que nunca dejen de esperar un mundo en paz, que hay que construir juntos día a día”

"Toda violencia infligida a la mujer es una profanación de Dios, nacido de una mujer"

El Papa denuncia que “el cuerpo de la mujer se sacrifica en los altares profanos de la publicidad, del lucro, de la pornografía”

1 19-28 EVANGELIO EN AUDIO  
     1. La aparición de Jesús (en la sociedad y en la historia) se abre con el testimonio de Juan Bautista. En los evangelios sinópticos se nos habla de la hostilidad entre Juan Bautista y las autoridades judías (Mt 3, 7; 21, 32). Pero los sinópticos no hablan de un enfrentamiento directo desde el primer momento. El evangelio de Juan se refiere directamente, y desde el comienzo, a "los judíos" (los que siendo de origen judío rechazaban a Jesús) atacando ya a Jesús. 
   Todo el evangelio de Juan es un gran proceso de los representantes de la religión contra Jesús. Un proceso que va a terminar en la peor muerte con que se podía ejecutar a alguien en aquellos tiempos.
    2. En los sinópticos, Jesús identifica el papel de Juan Bautista con el de Elías (Mt 11, 14; Mc 9, 11-12; Lc 1, 17). Aquí, Juan Bautista no acepta ni ese título, ni el de "un profeta como Moisés" (como aparece anunciado en los manuscritos del Mar Muerto). El único título que acepta Juan Bautista es el de "una voz que clama en el desierto". Juan se veía a sí mismo como un "nadie". Porque una mera voz no es una persona. Una voz que clama es un grito, una llamada, una súplica, una protesta... Donde solo hay voz es que esa voz merece crédito por lo que dice. Pero la voz de la Iglesia, cada día que pasa, se oye menos, se entiende menos...La esperanza, que tenemos en este momento, es el papa Francisco, cuya voz clama en este mundo desierto de bondad y de sensibilidad ante tanto dolor, tanta hambre, tanta violencia y tanta injusticia. 

   3. La voz, que es Juan, sigue diciendo: "En medio de ustedes hay uno a quien no conocen". Jesús sigue siendo el gran desconocido. Y está en medio de nosotros. Está en el otro, sea quien sea. Lo que ocurre es que carecemos de la mirada que descubre la presencia de Jesús en los niños, en los enfermos, en los maltratados... 

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