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¿Qué hará Jesús con los últimos, con los desechables de la historia?, ¿Qué harán los desechables al ver a Jesús?. Aquí vemos a un leproso, a uno de los últimos que rompe el esquema de la sociedad y de la religión y se acerca a Jesús que está en un pueblo. Los leprosos no deben acercarse a la gente y menos en un pueblo. Vemos a Jesús haciendo la terapia de Dios Padre, la “cariño-terapia” tocando, acariciando la carne sufriente, carne considerada impura ante el templo de un leproso. Las manos de Jesús son las manos de el Dios compasivo que nos acaricia y nos cura. Vemos que el leproso es educado con Jesús: si quieres, le dice, puedes sanarme. No lo exige, lo suplica. Doble curación la de este excluido: su piel está sana y su pertenencia a la comunidad está restablecida.
El templo tiene que darse cuenta y hacer el acta confirmando que está sano y de que es un miembro de la comunidad.
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