1ª semana de adviento - lunes

En el signo sencillo del pesebre se manifiesta el misterio de la fe

Adviento: tiempo para despertar del sueño de la indiferencia


El consumismo es un virus que afecta a la fe y anestesia el corazón

Martirologio y efemérides latinoamericanos: 2.12.1980: Ita Catherine Ford, Maura Clarke, Dorothy Kasel, religiosas, y Jean Donovan, seglar, secuestradas violadas y asesinadas en El Salvador.
El 2 de diciembre de 1980 hubo una confiscación, violación y asesinato de tres hermanas religiosas y un misionero laico en El Salvador. La hermana Ira Catherine Ford nació en Brooklin, Nueva York, trabajó durante 7 años en las ediciones Saddlers, fue misionera en Chile y luego en El Salvador. Desde allí, escribió a sus amigos: "No sé si a pesar de la confusión, la crueldad y la maldad actuales hay una falta de ley, pero sé que debo quedarme aquí ... Sé que la misericordia de Dios vendrá a El Salvador: debemos avanzar con fe, día a día, en este camino lleno de obstáculos, lleno de errores y casos crueles ". El 2 de diciembre de 1980 murió a manos de la policía junto con la hermana Maura Clarke, la hermana Dorothy Kasel y el misionero laico Jean Marie Donovan.
Mt 8 5-11 EVANGELIO EN AUDIO
Isaías 2, 1-5
El Señor reúne a todas las naciones en la paz eterna del reino de Dios
     Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén: Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor, en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas. Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos. Dirán: "Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra del Señor."
Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor.
    Nada extraño resulta sentirse impotente ante la maldad rampante del entorno, o porque la rectitud y la justicia parecen aplastadas, incluso por los mecanismos que habrían de resguardarlas. En cualquier ciudad, los índices de inseguridad aumentan, aunque los discursos políticos propalan lo contrario; en cualquier institución podemos topar con abusos de autoridad e ineficiencias que terminan por sepultar las buenas intenciones y proyectos. El panorama parece tan desalentador que nos olvidamos de que hay una luz que jamás se apaga; hay una reserva de vida que surge de la misma palabra de Dios.  
   El cristiano, como Isaías, quizá se sienta abatido por la avalancha de crímenes e injusticias que inundan la ciudad, pero no puede caer en la desesperanza. Su identidad profunda, profética, le empuja a trabajar por la justicia hasta conseguir que la presencia del Señor brille entre los suyos
   Esa fuerza le viene de Cristo, porque la palabra de Dios le fue sembrada en su corazón para hacerlo hijo de la luz. El cristiano, ungido, es el retoño del Señor.

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