34ª semana durante el año - martes

El Papa a las Autoridades: El diálogo es la única arma digna del ser humano

Encuentro del Santo Padre con el Emperador de Japón Naruhito


Lc 21 5-11 EVANGELIO EN AUDIO
    El Templo de Jerusalén era un lugar santo y motivo de orgullo para todos los judíos. Era un símbolo de tiempos mejores, en que Jerusalén era la ciudad sede del reino de Israel. La riqueza del recinto alimentaba los sueños mesiánicos del regreso a la monarquía, a la grandeza de la época del rey David. Ante el anuncio de destrucción, los discípulos no parecen asustarse y más bien preguntan: “¿cuándo?” Presuponen que ahora sí Dios intervendrá para cambiar la historia por obra del Mesías esperado. Jesús les advierte que no ha llegado la hora y que no crean en falsos mesías. Él es el único y verdadero Mesías. Pero Jesús no es un Salvador poderoso en armas para luchar contra los dominadores romanos, como muchos esperaban. Jesús es un Mesías diferente: Él es un servidor, al estilo del Siervo Sufriente anunciado por el profeta Isaías (Is 52,13-53,12)
   ¿Sabemos reconocer al verdadero Salvador? ¿Nos dejamos llevar por falsos predicadores que ofrecen una solución mágica para nuestros problemas?

NOVENA (25/11) Oración inicial 
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Contemplando tu venerada imagen, ¡Virgen de la Medalla Milagrosa!, alabo a Dios por el misterio de tu Concepción inmaculada, y te elijo, desde ahora y para siempre, como Madre, abogada, intercesora ante el Amor divino, reina y señora de todas mis acciones.
Yo te prometo, Virgen purísima, no olvidarte jamás, y promover tu amor y el de tu Hijo Jesucristo en los que me rodean. Madre tierna, desde este momento, acepto ser tu hijo, sé para mí Modelo y refugio en esta vida, y sostén a la hora de la muerte. Amén.
¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Vos!
DÍA NOVENO: LOS SIGNOS DE DIOS
   Los Sacramentos son signos visibles de la acción de la gracia de Dios en nosotros. Pero también hay otras cosas “menores” a las que concedemos mucha importancia por lo que representan.
Los Evangelios nos cuentan que había personas que sabían que Jesús era “algo” especial, porque sentían que transmitía a Dios. Por eso una mujer quiere tocar el vestido de Jesús
porque sabe que será curada. Y Jesús la curó y la sanó:
“Vete en paz, mujer, te fe te ha curado”.
Algo semejante ocurre con nuestra Medalla Milagrosa. Escuchemos a Santa Catalina: “Estando en oración, se hizo escucharuna voz que me dijo: ‘Haz acuñar una medalla según este modelo;todas las personas que la lleven recibirán grandes gracias…esas gracias serán abundantes para quienes la lleven con confianza’”
Con la Medalla Milagrosa muchas personas a lo largo de los años se han sentido “tocados” por Dios porque era como estar en su presencia.
Hoy vamos a pensar: nosotros mismos debemos ser esos signos de Dios para los demás. Seamos signos de cariño, de perdón, de alegría.
Y si tenemos la Medalla Milagrosa junto a nosotros lo podremos ser con más facilidad, porque la Virgen es un regalo de Dios para nosotros.

Oracion final
• Después de lo que hemos escuchado y meditado, ¿por qué podemos dar gracias?.

¿Qué es lo que queremos pedir a Dios por intercesión de la Virgen de la Medalla Milagrosa …?
Todo lo que hemos pedido por intercesión de la Virgen se lo pedimos a Dios con la oración que Jesucristo nos enseñó: PADRE NUESTRO
Y terminamos con esta oración de bendición:
Que el Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna”.

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