El Papa en Hiroshima: el uso de la energía atómica con fines de guerra es un crimen
Nagasaki. Misa del Papa: “El amor dado por Cristo es capaz de vencer sobre todo odio”
Francisco en Nagasaki: “Un mundo sin armas nucleares es posible y necesario”
Lc 21 1-4 EVANGELIO EN AUDIO
Jesús se encuentra en Jerusalén con sus discípulos y ahí fija los ojos en una sencilla mujer que deposita dos moneditas en las arcas del Templo. Esta mujer, pobre y viuda, absolutamente insignificante desde el punto de vista social y religioso de su tiempo, es puesta por Jesús como ejemplo. De ella pueden los discípulos aprender algo muy importante: una fe total en Dios y una generosidad sin límites. Difícilmente se encuentra en el ambiente del Templo un corazón más religioso y más solidario que el de esta viuda. Ella ha dado más que nadie, pues esas monedas son todo lo que tiene para vivir.
Implícitamente Jesús está condenando el sistema del Templo que explotaba a los más pobres, exigiendo altos impuestos y costosas ofrendas. La viuda anónima representa la verdadera espiritualidad de los seguidores de Jesús que ponen en Él toda su confianza y no en las riquezas ni en el poder.
¿Qué damos nosotros? ¿De lo que nos sobra o de lo que tenemos para vivir?
Contemplando
tu venerada imagen, ¡Virgen de la Medalla Milagrosa!,
alabo a Dios por el misterio de tu Concepción inmaculada, y te
elijo, desde ahora y para siempre, como Madre, abogada, intercesora
ante el Amor divino, reina y señora de todas mis acciones.
Yo
te prometo, Virgen purísima, no olvidarte jamás, y promover tu amor
y el de tu Hijo Jesucristo en los que me rodean. Madre tierna, desde
este momento, acepto ser tu hijo, sé para mí Modelo y refugio en
esta vida, y sostén a la hora de la muerte. Amén.
¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Vos!
¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Vos!
Dios
es “Trinidad”, comunión de amor entre personas... De Jesús y de
María tenemos que decir lo mismo: siempre muy unidos. El Evangelio
habla de esta unión en varios momentos. Es el ángel Gabriel
quien dice a María: “concebirás y darás a luz un Hijo, a
quien pondrás por nombre Jesús”. Y, una vez nacido, nos dicen
que los pastores y los magos encontraron a María y a Jesús,
acostado en un pesebre. Hubo una mujer que oyendo a Jesús no
pudo menos que decir:
“Bendita tu madre”. Al final de su vida, Jesús encuentra a su madre al pie de la Cruz.
“Bendita tu madre”. Al final de su vida, Jesús encuentra a su madre al pie de la Cruz.
Nos
dice Santa Catalina:
Inquieta por saber lo que había que poner en el reverso de la Medalla, después de muchas oraciones, un día, en la meditación, me pareció oír una voz que me decía: `La M y los dos Corazones dicen bastante’.
Inquieta por saber lo que había que poner en el reverso de la Medalla, después de muchas oraciones, un día, en la meditación, me pareció oír una voz que me decía: `La M y los dos Corazones dicen bastante’.
Jesús
y María, María y Jesús, siempre juntos. Así debe ser
nuestra oración: con María nos dirigimos a Jesús. Así debe
ser nuestra vida: con
María queremos cumplir las cosas que nos dice Jesús, que es
nuestro Salvador, y ponernos al servicio del Reino del Padre.
Oracion
final
• Después de lo que hemos escuchado y meditado, ¿por qué podemos dar gracias?.
• Después de lo que hemos escuchado y meditado, ¿por qué podemos dar gracias?.
•¿Qué
es lo que queremos pedir a Dios por intercesión de la Virgen de la
Medalla Milagrosa …?
Todo lo que hemos pedido por intercesión de la Virgen se lo pedimos a Dios con la oración que Jesucristo nos enseñó: PADRE NUESTRO …
Todo lo que hemos pedido por intercesión de la Virgen se lo pedimos a Dios con la oración que Jesucristo nos enseñó: PADRE NUESTRO …
Y
terminamos con esta oración de bendición:
“Que el Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna”.
“Que el Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna”.
Comentarios
Publicar un comentario