Lecturas y catequesis en audio (Justino)
Zaqueo
me cae bien: era rico, pero entrega la mitad de su fortuna y resarce
sus tropelías; era chiquito, pero se sube a un árbol, en lugar de
conformarse con su suerte; invita a comer y a beber a Jesús (en
realidad, se invita Jesús mismo), lo cual es siempre un momento para la
amistad y para compartir. Seguro que Dios Padre también lo veía con
buenos ojos, con simpatía.
Con
la misma simpatía que ve a todos aquellos que no se conforman ni se
resignan a sus condicionamientos, y abren un espacio a la misericordia
transformadora de Dios, sean publicanos, gays, obispos o dibujantes de
cómics.
Temas relacionados para la semana:
1. Mucha perdición.
¿Qué sabemos de los «perdidos» de nuestra sociedad? ¿Y qué de los
drogadictos, las prostitutas, los terroristas, los estafadores…? ¿Nos
conformamos con el estereotipo que circula entre la gente «bien», que no
se mezcla con esa gentuza? Jesús sabía mucho de esa gentuza.
Gritos de paz y justicia en algunos países de América Latina. Parte 2
Un "dios intervencionista" no existe
Porque si existiera sería un monstruo
Basta un uso básico de
la razón -don del Dios verdadero- para ver la evidencia de esta afirmación: "Un dios
intervencionista NO existe, porque si existiera sería un canalla".
¿Has visto o padecido alguna de las infamias, dolores y
horrores de este mundo? Entonces no puedes creer en un "dios intervencionista". Si existiera, evitaría todo eso
y más. ¿No lo haría cualquier madre?
Dios NO puede
intervenir en la administración de este mundo porque la ha confiado a nuestra
inteligencia, voluntad y libertad. Lo dice claramente el Génesis: "Creced, multiplicaos,
llenad la tierra y gobernadla" (Gn
1,28). No seríamos verdaderamente libres si estuviéramos "intervenidos". Y Dios quiso
crearnos libres, a su imagen, para que creciéramos conduciendo nuestra
existencia.
Pero nos han metido
en la "rutina errónea" de
pedir y pedir que Dios intervenga, hasta en los más pequeños detalles: que
el niño apruebe, que se me quite el dolor de rodilla, que se cure mi padre, que
se convierta mi vecino, etc. Y ahí andamos enrolados, sin meditar en lo absurdo
de nuestra actividad religiosa.
Dios no tiene más
manos, ni pies que los tuyos. Eres tú el que puede y debe actuar para hacer
crecer el bien en el mundo, eres tú el que tiene que buscar los remedios y las
soluciones. Lo dice claramente la "parábola de la viña arrendada" (Mt 21,33): el dueño se ausentó y la dejó en
manos de los viñadores. Algún día volverá y pedirá las cuentas. Lo mismo se lee
en otras parábolas como "la de los talentos" (Mt 25,14).
Por cierto, una de
las decisiones que no valoramos lo suficiente es el "voto democrático". Muchísima gente vota con las
tripas en vez de usar la cabeza y elige a quienes nos conducen a la ruina. En
vez de votar a "los mejores, los más
preparados, los que han demostrado que levantan la nación", como ya
proponían los sabios griegos. Muchos votan por ideología religiosa, política,
familiar, por resentimiento, odio, egoísmo, etc.
La administración de un país hay que confiarla a quienes saben
administrar este mundo y conducirnos a la prosperidad y libertad. ¡Cuánto
dolor reparten los embaucadores que nos llevan a la ruina! Muchas veces
envueltos en banderas de igualdad, defensa de los pobres, progreso, etc. Sin
embargo "sus hechos históricos"
son nefastos y totalmente contrarios a sus efímeras promesas.
¡Cuántos países hay hoy mismo que se han hundido por votar
ideologías ya fracasadas, por elegir a ignorantes, mentirosos o parlanchines,
por seguir a "flautistas de Hamelín"
que conducen al precipicio con su magia musical!
De nada te servirá después
pedir a Dios que resuelva los problemas, que nos dé paz y prosperidad, que
ilumine a los gobernantes, etc. como hacemos inútilmente en la Misa. Podría
responderte desde le cielo: "¿Te informaste y elegiste bien? La administración de
este mundo es cosa vuestra, para eso os doté de inteligencia, voluntad y
libertad".
Si fuéramos
conscientes de lo que nos jugamos a la hora de ir a votar, nos entrarían
escalofríos. Un enorme porcentaje de nuestra vida depende del "entorno" en que vivimos y por
tanto de quienes nos gobiernan. Esta es la verdadera "causa de la pobreza" de muchos países y no la "pecadora injusticia" que
muchos magnifican.
Y es que Dios nos ha
regalado un enorme jardín con todo lo necesario para vivir bien y progresar.
Él nos apoya y nos ilumina desde dentro para que acertemos en el uso de nuestra
libertad y nos empuja a progresar a través del íntimo "dinamismo de crecimiento". Si interviniese en este mundo,
estaría condicionando nuestra libertad que no sería plena. Cuando El nos da
algo, nos lo da completo, aún a riesgo de que no lo administremos bien. ¿No has
leído la "parábola
del hijo pródigo" (Lc 15,11)?
¿Qué más necesitas para entender?
Y ahora viene la pregunta del millón: ¿Por qué la Iglesia camina en
dirección contraria al sentido común? ¿Por qué nos han enseñado a pedir en
todo momento la "intervención"
de Dios? ¿Por qué la mayoría de oraciones le insisten que intervenga y cumpla sus
obligaciones? ¿No debería ser a la inversa?
Somos nosotros los que tenemos que aprender a discernir nuestros
deberes humanos y administrar bien nuestras vidas. Pero esta certeza apenas la
promocionan los "maestros de la
ley". Prefieren inducirnos a creer en un supuesto "dios perchero".
Por eso esa pregunta deberías
hacérsela a los dirigentes de la Iglesia, "venerados y ensalzados" por el instintivo "clericalismo" con que nos
educaron. En mi opinión, se han distanciado del Evangelio, lo que nos lleva
camino de Babilonia, es decir, al destierro. Del que solo volveremos cuando nos
abracemos a Jesús de Nazaret y su Evangelio. Una vez más la historia se repite.
Te convencerás solo con ver que los sacerdotes disminuyen,
que su edad media está en más de 65 años, que jóvenes y adultos huyen de una "religión irracional", rutinaria
y aburrida, que la mayoría de la gente pasa de las moralinas clericales, que
los colegios católicos se han descafeinado, etc. Solo prospera la Iglesia en aquellos
países que todavía viven sumergidos en la ignorancia, la magia, los mitos y las
imaginadas intervenciones sobrenaturales.
Para terminar te traeré la voz de una joven mística que tuvo
que bajar a lo más profundo de sí misma para sentir el abrazo de Dios y
comprenderle. Hay verdades que se hacen evidentes desde el más intenso
desamparo.
Etty Hillesum (1914-1943).
Joven holandesa de origen judío, aunque conocía y apreciaba el Evangelio. Sus
vivencias espirituales profundas quedaron recogidas en sus diarios. Fue
deportada y murió en Auschwitz. A propósito del sufrimiento que le circundaba, oraba
y escribía:
"Corren malos tiempos, Dios mío. Esta noche me
ocurrió algo por primera vez: estaba desvelada, con los ojos ardientes en la
oscuridad, y veía imágenes del sufrimiento humano. Dios, te prometo una cosa:
no haré que mis preocupaciones por el futuro pesen como un lastre en el día de
hoy, aunque para eso se necesite cierta práctica…
Te ayudaré, Dios mío, para que no me abandones, pero no
puedo asegurarte nada por anticipado. Sólo una cosa es para mí cada vez más
evidente: que tú no puedes ayudarnos, que debemos ayudarte a ti, y así nos
ayudaremos a nosotros mismos. Es lo único que tiene importancia en estos
tiempos, Dios: salvar un fragmento de ti en nosotros.
Tal vez así podamos hacer algo por resucitarte en los
corazones desolados de la gente. Sí, mi Señor, parece ser que tú tampoco puedes
cambiar mucho las circunstancias; al fin y al cabo, pertenecen a esta vida…Y
con cada latido del corazón tengo más claro que tú no nos puedes ayudar, sino
que debemos ayudarte nosotros a ti y que tenemos que defender hasta el final el
lugar que ocupas en nuestro interior…"
No existe, pues, el "silencio de Dios". Él
está presente en nuestro interior siempre. Pero somos nosotros sus "delegados" para construir la
humanidad en este mundo que nos ha entregado para que lo administremos.
Si existiera un "dios intervencionista" que
hubiese permanecido inactivo ante los horrores de la Segunda Guerra, por
ejemplo, sería un "dios
despreciable, perverso y canalla". Pero los cristianos tenemos la
revelación del Abba de Jesús y sabemos que Dios es todo amor y ternura, como
desgrana el Evangelio y nuestro interior corrobora. Somos nosotros los que tenemos
que buscar, encontrar y sembrar el "reino
de Dios" en este mundo.
Una última observación.
Todos los dolores y horrores de aquellos años comenzaron con una "democrática votación" a favor
del "nacional socialismo".
Aquel error inicial de tanta gente, muchos buenos seguramente, fue el origen de
una inmensa barbarie.
Nosotros administramos el mundo y el mundo sufrirá si no
acertamos en nuestras decisiones. "Quien no aprende de sus errores está condenado a
repetirlos".
Comprendo perfectamente que a muchos asuste esa "responsabilidad" de ser conductores de sus vidas.
Prefieren ser eternamente "niños"
y colgarse de un supuesto "dios
niñera" al que hay que "usar"
para satisfacer nuestras necesidades a golpe de insistente petición. Esto es lo
que nos han enseñado y a lo que nos inducen con las plegarias oficiales.
En contraposición a ese "dios
externo y mágico", está el Dios de Jesús que se ausenta discretamente
de nuestras vidas (lo repite el Evangelio) para que seamos responsablemente "libres". Pero permanece en
nuestro "interior" siempre
para iluminarnos, motivarnos, apoyarnos y fortalecernos como un Padre
amantísimo.
P.D. Había
terminado esta meditación cuando cayó en mis manos una homilía de un humilde y gran
teólogo. Copié este luminoso párrafo:
"De manera menos lapidaria yo me
atrevo a decir: Si rezamos, esperando que Dios cambie la realidad: malo. Si esperamos que cambien los
demás, malo, malo. Si pedimos,
esperando que el mismo Dios cambie: malo,
malo, malo. Y si terminamos creyendo que Dios me ha hecho caso y me ha
concedido lo que le pedía: rematadamente
malo.
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