30ª semana durante el año - sábado

• La fiesta de los fieles difuntos es continuación y complemento de la de ayer. Junto a todos los santos ya gloriosos, queremos celebrar la memoria de nuestros difuntos. Muchos de ellos formarán parte, sin duda, de ese «inmenso gentío» que celebrábamos ayer. Pero hoy no queremos rememorar su memoria en cuanto «santos» sino en cuanto difuntos, en cuanto hermanos nuestros sencillos, corrientes y molientes, como nosotros mismos quizá.
    Es un día para hacer presente ante el Señor y ante nuestro corazón la memoria de todos nuestros familiares y amigos o conocidos difuntos, que quizá durante la vida diaria no podemos estar recordando. El verso del poeta «¡Qué solos se quedan los muertos!», expresa una simple limitación humana: no podemos vivir centrados exhaustivamente en el recuerdo, por más que seamos fieles a la memoria de nuestros seres queridos. Acabamos olvidando de alguna manera a nuestros difuntos, al menos en el curso de la vida ordinaria, tal vez como una necesidad psicológica para poder sobrevivir sanamente.
    Por eso, este día es una ocasión propicia para cumplir con el deber de nuestro recuerdo agradecido. Es una obra de «solidaridad» al fin y al cabo el orar por los difuntos, para sentirnos en comunión con ellos, más allá de los límites del espacio, del tiempo y de la carne.
    • En algunos lugares, la celebración de este día puede ser buena ocasión para hacer una catequesis sobre el sentido de la «oración de petición respecto a los difuntos», para la que sugerimos esquemáticamente unos puntos:
    -el juicio de Dios sobre cada uno de nosotros es sobre la base de la responsabilidad personal de cada uno, con total imparcialidad, no en base a otras influencias (como si la eficacia de la oración de intercesión por los difuntos pudiera actuar ante Dios como "argolla, enchufe, recomendación, padrino, coima...");
    -Dios no necesita de nuestra oración para ser misericordioso con nuestros hermanos difuntos...; nuestra oración no añade nada al amor infinito de Dios; en realidad es innecesaria...;
    -no rezamos para «cambiar a Dios», sino para cambiarnos a nosotros mismos...;
    -la «vida eterna» no es una prolongación de nuestra vida en este mundo; vida eterna, como todo el lenguaje religioso, es una metáfora, que tiene contenido real, pero no un contenido “literal-descriptivo”.
    El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 122 de la serie «Un tal Jesús», de los hermanos LÓPEZ VIGIL, titulado «Hasta la muerte de Cruz». El audio, el guión y su comentario bíblico-teológico pueden ser tomados de aquí: https://radialistas.net/122-hasta-la-muerte-de-cruz/ 

Preparamos la celebración del 31º DOMINGO DURANTE EL AÑO

El encuentro de Jesús con Zaqueo supone un cambio de vida. Descubrir su identidad le llena de entusiasmo renovado. 
José Luis Sicre: El extraño caso del explotador que se convierte. La diferencia entre Jesús y sus partidarios radica en la forma de considerar al jefe de publicanos. Mientras Jesús lo considera una persona y lo llama por su nombre («Zaqueo, baja…»), sus partidarios lo desprecian («un pecador»).
Fray Marcos: Salvarse es compartir. Cuando pones a disposición de los demás todo lo que tienes (no la mitad) y todo lo que eres, manifiestas tu plenitud.
José Antonio Pagola: Para Jesús no hay casos perdidos. Quien vive esclavo del dinero termina encerrado en sí mismo. Los demás no cuentan. Según Jesús, «donde esté vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón».
Florentino Ulibarri: Levantó los ojos… Te sientes renovado, con la vida y el destino en tus manos, y Él levanta los ojos al Padre, sonríe, le da gracias… y continúa por otras calles y plazas en busca de más hermanos y hermanas.
Vicky Irigaray: Queremos que te hospedes en nuestra casa. Jesús es un compañero dinámico, crítico y creativo. La oración nos revoluciona por dentro y el cara a cara con Dios nos cambia.
Anáfora: Compromiso social. Eres Dios de vida y nos quieres compartiendo vida, alegrándoles la vida a los demás, atendiendo a los más necesitados, resolviéndoles sus muchos problemas.
Salomé Arricibita: No sirven de nada. Sigo buscando la fuente y el motor de la vida, cada día... Y como Zaqueo, me encaramo siempre que puedo para ver, para buscar. Porque por mucho que haga o diga, sin Amor... no me sirve de nada. Es la mirada de Jesús, la que con su Amor, me llena, me cambia y me salva... ojalá ese Amor, sea el que conduce mis actos.

Gritos de paz y justicia en algunos países de América Latina. Parte 1

Chile cancela la APEC y la COP 25 debido a la crisis en el país

Francisco habló de la muerte en el IV Encuentro Mundial de Jóvenes: "La pregunta por la muerte es la pregunta por la vida"

Por defender a los indígenas de El Seibo (República Dominicana)

El misionero español Miguel Ángel Gullón y varias familias campesinas, desalojados por la fuerza en Dominicana 

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