29º domingo durante el año - ciclo C

Documental Los sin voz: la migración salvadoreña desde dentro

Christus vivit: “Pedimos espacio en la Iglesia”

¿Un oído atento? Más fácil las “respuestas pre-confeccionadas”. En la “Christus vivit”, el Papa toca un punto delicado de la relación entre jóvenes y adultos en la Iglesia. El ...

Lecturas, comentarios y oraciones
Lecturas y catequesis en audio (Justino)
Martirologio y efemérides latinoamericanos: 20.10.1975: Raimundo Hermann, sacerdote norteamericano,  de 45 años, párroco de Marochata, en Cochabamba, Bolivia. párroco entre los indios quechuas, mártir  de la justicia entre los indios, con quienes ha trabajado desde 1962.Fue encontrado muerto en su parroquia mientras trabajaba en la construcción de una cooperativa de comercio de papa para desmantelar una red de poderosos intermediarios aliados con las autoridades locales.
     El obispo de Cochabamba emitió un comunicado destacando la dedicación pastoral de Raimundo, condenando su asesinato y exigiendo la investigación inmediata del hecho.
     El autor de la muerte del sacerdote fue arrestado pero logró escapar de la cárcel y ya no fue encontrado.
    Raimundo era extremadamente querido entre los campesinos indígenas y su fotografía con la frase: "Padre Raimundo Hermann. Asesinado. Queremos que se haga justicia " , se encuentra a la entrada de todas las Iglesias de Cochabamba.

20.10.1988: Jorge Eduardo Serrano, jesuita, Colombia.



Importancia de la perseverancia. Entre otras cosas, para que nuestras acciones se demuestren auténticas y no fruto del capricho pasajero.

Ponemos empeño en aquello que nos interesa mucho. Si algunas de las empresas que emprendemos en la Iglesia se desinflan es porque, en el fondo, no nos interesaban gran cosa. Y a nivel personal, lo mismo (¡cuántos sacrificios para hacer un régimen, que no haríamos nunca para rebajar alguno de nuestros «defectos dominantes»!).

La comunidad, como siempre, es un buen referente y apoyo para la constancia. Tarde o temprano nos da vergüenza repetir siempre delante de otros nuestras mismas caídas, y tal vez eso nos motive para tomárnoslo más en serio. Y también sucede que, en grupo, los malos días de unos se compensan con el entusiasmo de otros. Las pilas se recargan con una pila de amigos.

Consolémonos pensando que, de tanto insistir, llega un momento en que cuesta menos hacerlo; en que la insistencia va creando en nosotros un hábito que lo vuelve todo, si no más fácil, más compensador (nos sentimos contentos de nuestra capacidad de insistencia, de nuestra resistencia al desánimo).

Y, como se dice en las viñetas, no seamos mezquinos para ir reconociendo nuestros pequeños éxitos del camino. Eso forma parte de la pedagogía de cualquier educación en positivo.

Temas relacionados para la semana:

1. Los primeros fervores. Repasemos cómo fue el primer siglo del cristianismo, cuando todo estaba por estrenar, y cómo luego se fue perdiendo, poco a poco, aquel entusiasmo inicial. ¿Por qué? ¿De quién o quiénes fue la culpa? ¿Qué falló entonces? ¿Y ahora?
2. Con el mazo dando. Hay que tener mucho cuidado con las oraciones de petición. Porque, como dijo alguno: «Para que se realice lo que tú le pides, Dios solo cuenta contigo».

3. Constancia. Hay ciertas causas que el cristianismo no puede abandonar nunca, aunque no se vean los resultados, aunque todo parezca ir en contra y aunque la opinión dominante sea muy distinta. Invitamos a reflexionar sobre cuáles son esas causas irrenunciables.

4. Saber hacia dónde. Según Platón: «No hay viento favorable para aquel que no sabe a dónde va». Si a veces no avanzamos más (en lo comunitario y en lo privado) es porque no tenemos claro hacia dónde queremos ir. Aclarar los objetivos forma parte del éxito. Y ahorra mucho esfuerzo.

5. ¿Cultura del éxito? Según san Agustín: «Si el último día no te encuentra vencedor, que te encuentre, al menos, peleando». Huyamos de pensar que solo tendremos éxito si tenemos éxito. Estamos peleando por una causa que es más que nuestra. Otros la continuarán. Y Dios le dará cumplimiento.
6. Y olé. Debemos ser críticos, lúcidos en los análisis, humildes para reconocer los fallos… pero sin regodearnos en el fracaso. Quien tiene clara la calidad de sus causas debe estar siempre animado por la mayor esperanza.

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