“Transformar riquezas en instrumentos de fraternidad”. Papa en Ángelus
S. Pio da Pietrelcina, sacerdote
Este evangelio es una prolongación de la parábola de la semilla (Lc 8,9-15). La predicación de la Palabra debe irradiarse a los demás. Además, Jesús insiste a sus discípulos a que tengan en cuenta las ideas preconcebidas presentes en ellos, cuando escuchaban su enseñanza. Es decir, una concepción del Mesías con las categorías de triunfo imperantes en la sociedad, será difícil entender la enseñanza de Jesús sobre el sufrimiento y la persecución. Por tanto, el que escucha la Buena Nueva es una luz escondida. Como creyentes corremos el riesgo que nuestra escucha de la Palabra, no nos haga discípulos del Señor sino alcancías que solo reciben. El discípulo del Señor escucha la Palabra que no está para esconderse sino para ser luz transformadora que genera una conversión radical, propia de un auténtico discípulo que asuma por completo la causa de Jesús ¿Comparto la luz de la Palabra con los que están a mi alrededor? ¿Tengo ideas preconcebidas que me impiden responder auténticamente como discípulo del Señor?
"Son múltiples contendientes buscando premio sin importar la manera de conseguirlo"
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