TEXTOS, COMENTARIO y ORACIONES
LECTURAS Y COMENTARIO EN AUDIO (Justino)
Podemos escribir y predicar de lo divino y de lo humano pero, cuando nos tocan el bolsillo, llega la hora de la verdad.
Parece ser que Jesús estaba muy convencido de que el dinero y Dios son incompatibles. ¿Sería tan solo porque él y su familia eran pobres?
Desde luego, la historia de la Iglesia ha demostrado (o, por lo menos, lo ha intentado) todo lo contrario: no ha existido históricamente institución más rica, más poderosa y potente que la Iglesia (¡y todavía vive con esa nostalgia!). Y lo mismo sucede con mucha gente «bien», católica de toda la vida.
¿Por qué habrían de ser incompatibles Dios y la riqueza? ¿Es que no puede haber ricos nobles que sean buenos cristianos? ¿Es que no se puede tener dinero sin convertirse automáticamente en sus servidores? ¿Acaso la mayoría de los pobres no son miserables y envidiosos?, ¿y no serían todos ellos ricos si pudieran?
Pues parece ser que Jesús estaba muy convencido de que el dinero y Dios son incompatibles.
No lo entendemos. O no lo queremos entender.
Temas relacionados para la semana:
1. Una Iglesia rica, o la madre de todas las incompatibilidades.
2. Para qué le sirven a la Iglesia sus dineros. ¿Hacen más ágil su misión? ¿Qué misión es esa? ¿Facilita la conversión de la gente? ¿Qué gente? ¿Qué seguridades le proporcionan y a cambio de qué? ¿Para qué utiliza luego esas seguridades? ¿Qué pasaría si la Iglesia no tuviera dinero?
3. ¿Para qué nos sirven nuestros dineros? ¿Cuánta felicidad nos proporcionan de más, cuánta seguridad y cuanta autoestima? ¿No hay alternativas?
4. Hombre rico, hombre pobre. Vicios y virtudes de cada uno de ellos, sin mitos y sin juicios preconcebidos. ¿Nos convence la sentencia de Jesús («No se puede servir…»), o la encontramos exagerada?
5. Otras servidumbres. El dinero no es la única servidumbre que nos aleja de Dios. ¿Qué otras cosas se interponen en nuestro camino hacia una vida plena?
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