San Pío X Patrono de los catequistas
Mt 20 1-16 EVANGELIO EN AUDIO
La imagen de la viña, que en los profetas simbolizaba a Israel, ahora representa al nuevo pueblo de Dios. En la nueva viña lo que determina la calidad del cristiano no es la antigüedad o el mayor rendimiento, sino la aceptación a un llamado gratuito de Dios y a un servicio comprometido con el prójimo. Al final del día, no se trata de desistir a recibir lo justo de acuerdo con las necesidades, sino a querer recibir más por privilegios o prerrogativas personales. Cuando se hacen las cosas solo para alimentar intereses particulares y egoístas, somos los últimos en experimentar el amor de Dios y los primeros en fomentar división e injusticia.
El colofón de la parábola “los últimos serán primeros y los primeros últimos” significa que la igualdad y la equidad son para Jesús, un criterio fundamental en la construcción del nuevo pueblo de Dios. Al final de cada día deberíamos preguntarnos por la calidad de la viña familiar y comunitaria que estamos construyendo y por la generosidad en todo lo que hacemos.
1. La primera impresión que produce la lectura de esta parábola es que aquí se cuenta una historia que no es precisamente un modelo de justicia y de sentido común. Porque no se ajusta al criterio elemental de las leyes laborales. El criterio de pagara cada cual según el rendimiento en el trabajo. Pero es evidente que el que trabaja de sol a sol, no puede rendir, ni producir, lo mismo que el que trabaja una hora. En este sentido, no se ve qué ejemplaridad puede tener esa historia. Ni para qué la cuenta Jesús.
2. Sin embargo, nunca tuvo tanta actualidad esta parábola de Jesús como la tiene en este momento. Una de las cosas más crueles, que ha puesto en evidencia la crisis económica mundial, es que al capital y a los capitalistas lo que les importa no es "remediar el paro" de los trabajadores, sino sobre todo la ganancia de los empresarlost Jesús, sin embargo, presenta aquí un tipo de empresario que no mira la productividad o el rendimiento de los trabajadores. Lo que aquel extraño empresario demostró es que lo primero para él era acabar con el paro. De la mañana a la noche no hizo otra cosa. Todo el día sacando gente de la desocupación. Y lo más sorprendente es que, al final, cuando llegó la hora de pagar el jornal, todos los que habían trabajado cobraron exactamente lo mismo, empezando por los últimos. Aquel extraño empresario acabó con la desigualdad. Su criterio es que todos tenían derecho a la misma ganancia. Un criterio que ha sido destrozado por la modernidad y la posmodemidad.
3. Este criterio es característico del capitalismo. Pero está visto que el Evangelio no es capitalista. NI el Dios de Jesús tampoco lo es. Por supuesto, esta parábola se puede interpretar desde punto de vista de Dios (Evangelio-religioso,. Pero también se puede (y hoy se debe) interpretar desde el punto de vista del empresario (Evangellolaicol. Lo más apremiante, ahora mismo, es que los empresarios cambien de mentalidad. Lo más urgente es que tengamos empresarios a quienes les interesa, sobre todo, acabar con el paro y acabar con las desigualdades. Y que se enteren, de una vez, que eso es lo más productivo. Porque así se trabajará más, se producirá más, y se consumirá más. Pero todo con más racionalidad y no desde la irracionalidad que nos está destrozando a todos, y está destrozando nuestro planeta y el futuro de nuestros hijos.
Mt 20 1-16 EVANGELIO EN AUDIO
La imagen de la viña, que en los profetas simbolizaba a Israel, ahora representa al nuevo pueblo de Dios. En la nueva viña lo que determina la calidad del cristiano no es la antigüedad o el mayor rendimiento, sino la aceptación a un llamado gratuito de Dios y a un servicio comprometido con el prójimo. Al final del día, no se trata de desistir a recibir lo justo de acuerdo con las necesidades, sino a querer recibir más por privilegios o prerrogativas personales. Cuando se hacen las cosas solo para alimentar intereses particulares y egoístas, somos los últimos en experimentar el amor de Dios y los primeros en fomentar división e injusticia.
El colofón de la parábola “los últimos serán primeros y los primeros últimos” significa que la igualdad y la equidad son para Jesús, un criterio fundamental en la construcción del nuevo pueblo de Dios. Al final de cada día deberíamos preguntarnos por la calidad de la viña familiar y comunitaria que estamos construyendo y por la generosidad en todo lo que hacemos.
1. La primera impresión que produce la lectura de esta parábola es que aquí se cuenta una historia que no es precisamente un modelo de justicia y de sentido común. Porque no se ajusta al criterio elemental de las leyes laborales. El criterio de pagara cada cual según el rendimiento en el trabajo. Pero es evidente que el que trabaja de sol a sol, no puede rendir, ni producir, lo mismo que el que trabaja una hora. En este sentido, no se ve qué ejemplaridad puede tener esa historia. Ni para qué la cuenta Jesús.
2. Sin embargo, nunca tuvo tanta actualidad esta parábola de Jesús como la tiene en este momento. Una de las cosas más crueles, que ha puesto en evidencia la crisis económica mundial, es que al capital y a los capitalistas lo que les importa no es "remediar el paro" de los trabajadores, sino sobre todo la ganancia de los empresarlost Jesús, sin embargo, presenta aquí un tipo de empresario que no mira la productividad o el rendimiento de los trabajadores. Lo que aquel extraño empresario demostró es que lo primero para él era acabar con el paro. De la mañana a la noche no hizo otra cosa. Todo el día sacando gente de la desocupación. Y lo más sorprendente es que, al final, cuando llegó la hora de pagar el jornal, todos los que habían trabajado cobraron exactamente lo mismo, empezando por los últimos. Aquel extraño empresario acabó con la desigualdad. Su criterio es que todos tenían derecho a la misma ganancia. Un criterio que ha sido destrozado por la modernidad y la posmodemidad.
3. Este criterio es característico del capitalismo. Pero está visto que el Evangelio no es capitalista. NI el Dios de Jesús tampoco lo es. Por supuesto, esta parábola se puede interpretar desde punto de vista de Dios (Evangelio-religioso,. Pero también se puede (y hoy se debe) interpretar desde el punto de vista del empresario (Evangellolaicol. Lo más apremiante, ahora mismo, es que los empresarios cambien de mentalidad. Lo más urgente es que tengamos empresarios a quienes les interesa, sobre todo, acabar con el paro y acabar con las desigualdades. Y que se enteren, de una vez, que eso es lo más productivo. Porque así se trabajará más, se producirá más, y se consumirá más. Pero todo con más racionalidad y no desde la irracionalidad que nos está destrozando a todos, y está destrozando nuestro planeta y el futuro de nuestros hijos.
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