Santísima Trinidad



LECTURAS Y CATEQUESIS EN AUDIO (Justino)
Si no lo «existencializamos», el misterio de la Trinidad se convierte en un galimatías que no le interesa «ni a Dios» (¿qué interés puede tener para nosotros conocer los supuestos entresijos de un Dios de por sí incognoscible?). Y, lo que es peor, impregnado de los sospechosos resabios del ambiente cultural en el que el Evangelio tomó cuerpo, plagado de trinidades paganas.

Lo único que sabemos es que nosotros no podemos dejar de creer en el Dios único, trascendente y sentido de la realidad.

Pero tampoco queremos dejar de creer que Jesús de Nazaret es lo más parecido a Dios que encontraremos en un ser humano: él es «Dios» para nosotros.

Ni tampoco dejaremos de creer que el Espíritu es el alma del mundo vivo: el espíritu divino mismo, el que animó la vida de Jesús.

De todo esto concluimos que el Dios único es, para nosotros, un Dios plural. La pluralidad es la forma que tenemos los cristianos de acercarnos a Dios.

Pero eso, bastante abstracto en sí mismo, tiene consecuencias para nuestra vida: ningún cristiano puede vivir en solitario, solo para sí, si quiere vivir en plenitud y parecerse a Dios.

Temas relacionados para la semana:

1. El universo y su sentido. Dediquemos un tiempo a abrir nuestra mente a la grandeza de la creación. Dios no es astronomía, pero la astronomía nos saca de nuestra pequeñez  terrenal, predisponiéndonos a la trascendencia, por cuando nosotros somos capaces de imaginarla.

2. El sentido de nuestra existencia. Somos capaces de lo mejor y de lo peor, de ser diablos o de ser divinos… ¿pero cómo es en realidad y de verdad el ser humano?

3. La paternidad de Dios. Un Dios infinito que resulta que es Padre. Un respeto… y un cariño juntos.

4. El espíritu de Jesús. Cómo pensaba y qué sentía Jesús por Dios, a partir del Evangelio. Qué motivaciones profundas están en la base de su comportamiento, para copiarlas nosotros.

5. La divinidad de nuestras vidas. Cuándo y cómo somos divinos. Cuándo nos comportamos como Dios, cuándo somos reflejo de que una divinidad habita en nuestro interior.
6. Los límites de la metáfora sobre la Trinidad. No pretendamos entender a Dios, abarcarlo o reducirlo. Siempre hay que dejar el mayor espacio a lo desconocido. «Si lo comprendes, no es Dios.» Desconfianza hacia un lenguaje técnico-teológico que cosifica a Dios.
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