En la continuidad de la “oración liberadora” Jesús pide al Padre que guarde y preserve en su Nombre a la comunidad discipular. El sentirse elegidos por el Padre y guardados en cohesión comunitaria, garantiza una fe sostenible.
Conocer la savia y fuente de donde emana la pertenencia e identidad de discípulos del maestro de Nazaret, es tener la capacidad de hacer memoria, invocarla y asegurarse orientación y lucidez en medio de las tribulaciones. La unidad discipular no es un fin en sí, sino fermento de gozo filial y fraterno. La unidad es en la diversidad, en la confluencia de deseos y voluntades bajo la égida de un mismo propósito y motivación de sentido: vivir con y en la Alegría del Evangelio. Alegría que se asienta en el amor compartido capaz de crear, en un mundo convulsionado y hostil, comunidades sabias y proféticas que, desde el Espíritu de Jesús, permitan construir el otro mundo posible, la sociedad justa.
¿La comunión en la diversidad es lo que nos identifica como discípulos del Señor?
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1. Si entendemos correctamente estas palabras de Jesús, tenemos que concluir que la presencia y la acción del Espiritu prolonga y extiende, incesantemente y sin limites, Ia revelación de Dios a los seres humanos, a todos los seres humanos. El Espiritu de Ia Verdad nos conduce a todos hasta "la verdad plena".
2. Como bien ha escrito Andres Torres Queiruga, "entendiendo la revelación en su mas hondo realismo, es decir, reconociendo que la presencia viva de Dios es tambien acogida, aunque sea sin nombre, alli donde la "cultura" prolonga los auténticos dinamismos de la creación, sobre todo en el amor y el servicio a Ia justicia -"porque tuve hambre y me dieron de corner"- también con ella se puede y se debe establecer un diálogo fratemo de ofrecimiento y recepción: de anuncio del valor humano del Evangelio y de acogida de los valores evangélicos de Ia "profecía extema". Es decir, de la profecía que no viene, ni de la Biblia, ni de Ia Iglesia, ni de la fe, sino de todo ser humano que habla con buena voluntad, con rectitud y como expresión de lo mejor que Ilevamos dentro de nosotros mismos.3. En definitiva, se trata de tener siempre presente que Dios es inabarcable. Y de Dios siempre tenemos que aprender. Y estar a la escucha de lo que nos quiere decir en los acontecimientos de la vida y de la historia. Esta actitud de acogida es, en el fondo, la actitud del que siempre está a la escucha de lo que le revela el Espíritu de Dios. No podemos vivir encerrados en la soledad y el aislamiento de nuestras ideas y de nuestros problemas, como hacían los monjes antiguos. Atentos siempre a los"signos de los tiempos", a las voces de cada momento y de cada acontecimiento, asi es como podremos escuchar al Espiritu.
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