4ª semana de PASCUA - viernes

Cuando uno tiene cierta edad y mira hacia atrás, constata (no sospecha, sino que constata) que Jesús es, de verdad, el mejor camino, la verdad y la vida. Que todo lo que en nuestra vida ha sido más hermoso, más digno, más creativo y vivo, ha ido en la línea de Jesús y de su buena noticia. Que debemos estar orgullosos por haber vivido —cuando lo hemos hecho— al estilo de Jesús; por haber corrido su carrera, participando en esta maratón de la vida, con su equipo.

                              Jn 14 1-6 EVANGELIO EN AUDIO

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 Los discursos de despedida de San Juan poseen una actualidad profunda, pues Jesús plantea temas decisivos que resignifican nuestra existencia cristiana. Cuando los sentimientos de la comunidad se agitan por el acontecimiento de la muerte, los fracasos y las divisiones internas, Jesús ofrece la fortaleza de la relación con Él (fe), como don capaz de vencer toda sensación de abandono y de pérdida de horizontes de sentido.
     Desde esta perspectiva, Jesús señala la actitud fundamental con la cual los discípulos deben asumir e integrar las crisis: la confianza y la exigencia a “ponerse en camino”; el asumir la vida con capacidad de riesgo. Y el camino es la toma de consciencia de que somos en Dios, encarnando solidariamente «los gozos y las esperanzas, las tristezas y angustias del hombre y la mujer de nuestros días, sobre todo de los pobres y de toda clase de afligidos, que son también gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo» (GS 1).  
       ¿Somos Iglesia en camino, en salida, o una Iglesia ensimismada y aferrada a la nostalgia del pasado?

1. Aquí comienza el último discurso de Jesús a sus compañeros y amigos mas cercanos. Es un discurso de despedida. Y bien sabemos que toda despedida, sobre todo cuando es definitiva (Jn 13, 33; Lc 22,16), es un momento fuerte, duro, costoso y propicio para las emociones intensas que turban lo mas intimo de una persona. 
El verbo griego que aplica aquí Jesús a los discípulos y que significa "confundir, inquietar, perturbar" (H. Balz), es el mismo verbo que utiliza el evangelio de Juan para referirse a Ia emoción y la conmoción tremenda de Jesús ante su propia muerte (Jn 11, 33;13, 21; Mt 26, 38). Jesús les dice a aquellos hombres que no se dejen llevar por tales sentimientos. Sino que "crean" en él, es decir, que se "fien de el". Eso les dará la seguridad y la paz que necesitan. 
2. La fe en Jesús no es un problema. La fe en Jesús es la solución para resolver lo que mas deseamos o lo que mas nos preocupa. Sobre todo, cuando tenemos que afrontar las situaciones mas duras de la vida. Los peligros y las amenazas, que nos agobian, encuentran solución, fuerza y esperanza cuando nos fiamos de Jesús. La fe, tal como de ella hablan los evangelios, es una confianza en Jes6s, que se convierte en fuerza interior. Una fuerza que se sobrepone a las dudas, las oscuridades, las preguntas, las inseguridades, los miedos... 

3. Cuando Jesús es la meta de los mas nobles anhelos, por eso mismo es también el camino para alcanzar lo que anhelamos. Si anhelamos estar siempre con alguien, ese deseo mantenido siempre, es el camino para lograr la presencia y la intimidad que nunca acaba.          En estos tiempos que vivimos, cuando tenemos mas medios para todo, tenemos también mas miedos que nunca. 
Solo cuando la forma de vida, que siguió Jesús, es nuestra forma de vida, entonces esa vida (así vivida) es el "camino" del que nos habla Jesús en este evangelio. Y así, Jesús es también la "verdad" y la "vida". Solo de esa forma el Evangelio se hace presente en este mundo. Y sirve para dar sentido a la vida. 

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