Juan 10, 1-10 EVANGELIO EN AUDIO
Jesús plantea un enigma a través de símbolos y personajes. El “ladrón y el bandido” violan, emplean artimañas para apoderarse de la intimidad de la persona-comunidad. En cambio, el “guardián” discierne para poder cruzar la puerta; y abrir la puerta, es símbolo de transición: de dejar una actitud y radicalmente tomar otra.
La cuestión fundamental a la que apunta el relato es por la identidad: saber quiénes somos, qué estamos siendo y qué queremos ser. Sin estas preguntas, la vida se desfigura. Por eso los interlocutores no entendían lo que Jesús quería decirles, ya que su planteamiento los cuestionaba en su pretendida identidad.
Con la fórmula “Yo soy la puerta y el buen pastor” el maestro de Nazaret está mostrando su verdadero ser: vive en y desde Dios en la realidad posibilitando, orientando y cuidando la vida en plenitud.
El ser humano accede a su morada interior intimando con el Maestro. He aquí el sentido de ser discípulo: sintiendo y encarnando la persona de Jesús. ¿Lo que estamos siendo nos hace felices y hace justicia a lo que decimos y sentimos ser?
Jesús plantea un enigma a través de símbolos y personajes. El “ladrón y el bandido” violan, emplean artimañas para apoderarse de la intimidad de la persona-comunidad. En cambio, el “guardián” discierne para poder cruzar la puerta; y abrir la puerta, es símbolo de transición: de dejar una actitud y radicalmente tomar otra.
La cuestión fundamental a la que apunta el relato es por la identidad: saber quiénes somos, qué estamos siendo y qué queremos ser. Sin estas preguntas, la vida se desfigura. Por eso los interlocutores no entendían lo que Jesús quería decirles, ya que su planteamiento los cuestionaba en su pretendida identidad.
Con la fórmula “Yo soy la puerta y el buen pastor” el maestro de Nazaret está mostrando su verdadero ser: vive en y desde Dios en la realidad posibilitando, orientando y cuidando la vida en plenitud.
El ser humano accede a su morada interior intimando con el Maestro. He aquí el sentido de ser discípulo: sintiendo y encarnando la persona de Jesús. ¿Lo que estamos siendo nos hace felices y hace justicia a lo que decimos y sentimos ser?
1. La simple lectura de este texto sugiere una reflexion logica y elemental: si uno ve una casa en la que quienes entran y salen de ella no lo hacen por la puerta, sino que saltan por las ventanas y los balcones, cualquiera que presencie una cosa tan rara, pensará que los que asi entran y salen de la casa son ladrones o estan locos de remate. No usar la puerta en una casa rompe la lógica de la normalldad y nos mete de Ileno en lo extravagante. Pues bien, Jesús dice: "Yo soy la puerta". Quien no entra por esta puerta, es declr qulen no se ajusta a la vida de Jesiis, a su Evangelio,¿qué busca en la comunldad cristiana o en la Iglesia? ¿No parecemos, muchas veces, gente extraña?
2. Pero tambien aqui tropezamos con una dificultad inevitable: sl para la salvación no hay mas puerta que Jesus, ¿no es eso condenar a la gran mayoría de la humanidad? ¿No es eso tanto como despreciar a quienes tienen otras creenclas o han nacido en otras culturas con sus religiones? Jesus termina dicendo: "Yo he venido para que tengan vida". En los evangelios no consta que Jesús fundara una religión. Lo que Jesús quiso es que todos tengamos vida. Una vida plenamente humana y feliz
Jesús es la puerta, el acceso, a todas las religiones o proyectos de vlda que hacen que este mundo sea mas humano y mas habitable. Por eso, y solo por eso,Jesús puede ser el acceso a la plenitud total de la vida.
Los misioneros salesianos, con los niños de Dilla
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