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Tener miedo, o miedos, es consustancial al ser humano desvalido. Pero «no hay que andar por la vida como un mendigo». No se puede vivir encerrados. El cristiano es, por definición, un «echao palante», alguien atrevido. Que la demasiada prudencia no nos arruine nuestra vitalidad. Siempre será posible pedir perdón por nuestros errores; sin embargo, no nos perdonarán que no nos arriesguemos. Avancemos sin temor en el nombre de quien nos repite: «No tengan miedo». |
En medio de la crisis política y
humanitaria que vive el país, los obispos venezolanos se expresan
nuevamente para pedir el cese de la represión, y recordar que algunos
delitos son ...
Jn 6 16-21 EVANGELIO EN AUDIO
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El
relato de la multiplicación de los panes, tal como lo cuenta Juan,
termina diciendo que la multitud, al ver el prodigio que había
hecho Jesús {saciar el hambre de tanta gente), quisieron
proclamarlo rey inmediatamente. La respuesta de Jesús fue despedir
a la gente y quitarse de en medio, para irse a rezar solo. Jesús no
quería poder político. Jesús era un "hombre de Dios" no un "hombre del
poder", ni "hombre de fama"y. menos aún, un
"populista". Porque la solución radical no viene de los
"cargos de arriba", sino de las "convicciones de
abajo". La profunda humanidad de Jesús se alimentaba de su
profunda espiritualidad.
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Alejarse del lugar del éxito, de la
popularidad y del aplauso de la gente, resultó difícil, como una noche oscura,
en un mar encrespado y con viento contrario. Así las cosas, lo que más
sintieron fue el miedo, no la cercanía de Jesús que les buscaba rápido, para
alcanzarlos, con la ingravidez del que se desliza por encima de las aguas
agitadas.La palabra de Jesús, "Soy yo", va acompañada de un mandato que siempre
agrada: "No
teman". La
cercanía de Jesús, la presencia de Jesús, va siempre acompañada de una
experiencia que todos necesitamos y que tanto deseamos: liberarnos del miedo. Son demasiados los miedos que nos
atenazan, nos atormentan, nos avergüenzan. Miedos inconfesables, miedos que no
podemos superar. La presencia de Jesús se nota en la paz, la alegría y la
ilusión que va unida a la victoria sobre el miedo.
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En la Iglesia
se le teme a Jesús. Se prefiere al Señor de la Gloria. Por
supuesto, Jesús asegura que nunca le tengamos miedo a él. Pero esa
afirmación va indeciblemente más lejos. En el evangelio de Juan,
se repite, por lo menos, 23 veces la afirmación de Jesús: "YO
SOY" (Jn4,26; 6,20.35.41.48.51:8.12.18.24.28.58; 9,7.9.14;
11,25:13,13; 14,6: !5,1.5; 18,5.6.8.37 b). Esta afirmación es el
nombre de Dios revelado a Moisés (Ex 3,14) (R. E. Brown). Pero no
es una definición ontológica de Dios (G. Von Rad). Expresa "cómo
actúa" Dios, qué convicciones tiene Dios. Es el Dios que actúa
liberando a su pueblo de la esclavitud (Ex 3,7-10).
Eso es creer en
el Evangelio: actuar desde la convicción de que podemos liberar a
los esclavos. "No tengan miedo" nos dice Jesús. Vivan
convencidos de que pueden liberar a los hambrientos, a los que nadie
quiere.
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