2ª semana de Pascua - sábado

Tener miedo, o miedos, es consustancial al ser humano desvalido. Pero «no hay que andar por la vida como un mendigo». No se puede vivir encerrados. El cristiano es, por definición, un «echao palante», alguien atrevido. Que la demasiada prudencia no nos arruine nuestra vitalidad. Siempre será posible pedir perdón por nuestros errores; sin embargo, no nos perdonarán que no nos arriesguemos. Avancemos sin temor en el nombre de quien nos repite: «No tengan miedo».

Día de la Cruz en numerosos países hispanohablantes

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Jn 6 16-21 EVANGELIO EN AUDIO
  1. El relato de la multiplicación de los panes, tal como lo cuenta Juan, termina diciendo que la multitud, al ver el prodigio que había hecho Jesús {saciar el hambre de tanta gente), quisieron proclamarlo rey inmediatamente. La respuesta de Jesús fue despedir a la gente y quitarse de en medio, para irse a rezar solo. Jesús no quería poder político. Jesús era un "hombre de Dios" no un "hombre del poder", ni "hombre de fama"y. menos aún, un "populista". Porque la solución radical no viene de los "cargos de arriba", sino de las "convicciones de abajo". La profunda humanidad de Jesús se alimentaba de su profunda espiritualidad.
  2. Alejarse del lugar del éxito, de la popularidad y del aplauso de la gente, resultó difícil, como una noche oscura, en un mar encrespado y con viento contrario. Así las cosas, lo que más sintieron fue el miedo, no la cercanía de Jesús que les buscaba rápido, para alcanzarlos, con la ingravidez del que se desliza por encima de las aguas agitadas.La palabra de Jesús, "Soy yo", va acompañada de un mandato que siempre agrada: "No teman". La cercanía de Jesús, la presencia de Jesús, va siempre acompañada de una experiencia que todos necesitamos y que tanto deseamos: liberarnos del miedo. Son demasiados los miedos que nos atenazan, nos atormentan, nos avergüenzan. Miedos inconfesables, miedos que no podemos superar. La presencia de Jesús se nota en la paz, la alegría y la ilusión que va unida a la victoria sobre el miedo.
  3. En la Iglesia se le teme a Jesús. Se prefiere al Señor de la Gloria. Por supuesto, Jesús asegura que nunca le tengamos miedo a él. Pero esa afirmación va indeciblemente más lejos. En el evangelio de Juan, se repite, por lo menos, 23 veces la afirmación de Jesús: "YO SOY" (Jn4,26; 6,20.35.41.48.51:8.12.18.24.28.58; 9,7.9.14; 11,25:13,13; 14,6: !5,1.5; 18,5.6.8.37 b). Esta afirmación es el nombre de Dios revelado a Moisés (Ex 3,14) (R. E. Brown). Pero no es una definición ontológica de Dios (G. Von Rad). Expresa "cómo actúa"  Dios, qué convicciones tiene Dios. Es el Dios que actúa liberando a su pueblo de la esclavitud (Ex 3,7-10). 

    Eso es creer en el Evangelio: actuar desde la convicción de que podemos liberar a los esclavos. "No tengan miedo" nos dice Jesús. Vivan convencidos de que pueden liberar a los hambrientos, a los que nadie quiere.

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