Lunes Santo

Audioclip: QUIEN ES JESÚS DE NAZARET

Jn 12, 1-11: EVANGELIO EN AUDIO

Aquí y allá, a lo largo del Evangelio, espigamos los afectos de Jesús, lo cómodo que se sentía con sus amigos, con sus discípulos, con la gente humilde e, incluso, con los pecadores con los que comía y bebía. Jesús fue un hombre de afectos. Hasta el punto de que su vida religiosa coincidía con su vida afectiva (empezando por el amor de su Padre). Eso fue lo que le permitió crear un equipo de personas que le sobrevivieron, y que transmitieron su buena nueva y la noticia de que Jesús era, por encima de todo, un hombre de afectos.

      Jesús es ungido por María de Betania. Es interesante, en lunes santo, que la liturgia presente este texto tan sugerente. Jesús es ungido por una mujer (María) pobre (Betania se traduce literalmente como casa del pobre). La novedad de Jesús se sale de los esquemas tradicionales de la sociedad patriarcal y paterlineal. Jesús trae una novedad y esa realidad novedosa toca a aquellos que han sido marginados por los sistemas imperantes: las mujeres y los pobres, entre otros.
      Esta mujer es símbolo de lo que tiene que hacer un cristiano hoy: adherirse de tal manera a Jesús que todo cuanto se haga y se diga tenga a Jesús como centro, como norma, como criterio. Nos vamos acercando al Triduo Pascual. Preparemos el corazón y la mente para acompañar, de forma activa, a Jesús hasta la Cruz, para llegar con él a la victoria de la Resurrección. 
     Que nuestra vida testifique ante el mundo que Jesús es el Señor y que por nuestro testimonio otros descubran que vale la pena seguir al Señor.  
  1. La práctica del "simposio" o "banquete", que era tan frecuente y tan importante en las culturas mediterráneas de la Antigüedad (Dennis E. Smith), pone en evidencia un hecho capital de la existencia humana: no somos mera "materia", ni solo "espíritu", sino fusión de ambas cosas. Asilo explicaron el Banquete, de Jenofonte, al igual que el Banquete, de Platón. Y lo mismo hace el Evangelio. Pero con una diferencia clave. El "orden" del simposio reproducía el "orden social establecido". Jesús rompió este "orden" (?). Porque Jesús compartía mesa y mantel con "pecadores", "publícanos", con los "últimos", con los "pobres"y llamativamente con "mujeres". La"comensalía"de Jesús expresa la sociedad solidaria e igualitaria que él quiere.
  2. Pero en esta cena quedó patente la generosidad y la ternura de las mujeres, en contraste con el egoísmo y la ambición de los hombres: Judas (Jn 12.4-6) y los discípulos (Mt 26,8; Me 14,4). Con un agravante: los hombres se escandalizan del derroche de generosidad de la mujer. Al tiempo que ocultan su egoísmo invocando motivos "sociales" cuando en realidad sabemos de Judas que era un "ladrón" (Jn 12,6). Tan ladrón, que, por ambición de dinero, vendió a Jesús (Me 14,10-11; Mt 26,14-16; Le 22.3-6). Es exactamente lo mismo que estamos viendo ahora, en la conducta de políticos, banqueros, hombres de negocios, patronos... Se roba, se mata, se miente y se impone la convicción de que lo importante es vivir bien, disfrutar de la vida, triunfar en este mundo desbocado, sin acordarse para nada de los millones de seres humanos que se mueren de hambre en la mayor miseria.
  3. El problema más fuerte que tenemos es el mismo que ya despuntó en Judas. Aquel "traidor" se erigía en defensor de los pobres, cuando en realidad los pobres no le importaban para nada. Hoy, semejante conducta hipócrita y miserable, se ha generalizado más de lo que imaginamos. Los magnates que nos roban, dirigen una (o más de una) ONG para ayudar a los pobres. Y aparecen como campeones de la justicia y de los derechos humanos, cuando en realidad llevan una "doble vida" que da asco. La corrupción va siempre unida a la mentira.

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