Jesús
le cambió el nombre a Dios. Era un nombre que impresionaba tanto a
los israelitas, que lo sustituían por otros nombres (el Cielo, los
Cielos...). Si Dios nos trasciende (no está a nuestro alcance), en
realidad no sabemos lo que decimos cuando
pronunciamos la palabra Dios. En arameo, el término "Padre"
(Abba) nunca se aplicaba a Dios (G. Schelbert). Jesús piensa que la
experiencia del "padre"es la que más nos puede ayudar para
vivir nuestra relación con el Trascendente. Pero ocurre que este
nombre es patriarcal y, por tanto, no puede expresar nuestra relación
con la "madre". Pero, sobre todo, ¡qué misterio tan
profundo es tener un padre! El padre nos da la vida y la seguridad en
la vida. Pero el padre es poder y autoridad que nos somete y nos
limita la libertad. Todos los humanos (sin saberlo) arrastramos este
conflicto, que es fuente de otros conflictos incontables.
3.
Entonces,
el Dios (Padre) que nos revela Jesús, ¿es solución? ¿Puede serlo?
El Padre, que presenta Jesús, es siempre Bondad. Y solo Bondad,
nunca es Poder. Y menos aún Dominación y Sometimiento. Es el Padre
siempre Bueno, con buenos y malos, con justos y pecadores (Mt 5,45).
Es, pues, el Padre que acoge a todos, siempre, sin pedir
explicaciones, y haciendo fiesta de alegría por el perdido que acude
a Él, no porque se convierte, sino porque se muere de necesidad
extrema en la extrema miseria (Le 15,11 -32). A partir de esta
experiencia límite, nuestra relación con Dios puede tener sentido y
darnos sentido.
La oración en la vida cristiana y en fidelidad a la
propuesta de Jesús de Nazaret, es un proyecto de vida que tiene a Dios como el
garante de la vida, de la verdad, de la justicia, de la bondad, del perdón, de
la reconciliación y de la paz. La oración de Jesús es toda la vida de él, la
manera como él comprendió y se relacionó en amor con su Padre Dios y la forma
cómo él estableció relación con los otros y con la creación. En Jesús la oración
no es un apéndice, como lo es muchas veces para los creyentes. En Jesús, que es
un hombre que se supo configurar con Dios, la oración es la extensión de su
propia vida. La oración expresa la acción que Dios hace en él. Por eso es
importante, a la hora de orar el “Padre Nuestro” que caigamos en la cuenta que
hemos de hacer nuestro ese proyecto. Orar es ir configurando la vida, según el
designio-voluntad de Dios para nuestra vida. ¡Comencemos ya!
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