lunes 1ª semana de cuaresma

Aquí está lo esencial. Si cualquiera de nosotros se hubiera inventado este pasaje evangélico, habría sido tachado de materialista, de relativista o de tergiversador inmediatamente. Pero, afortunadamente, sale de la boca de Jesús, quien nos dice que en el momento del juicio decisivo, lo importante no será nuestra fe, ni nuestra piedad, ni nuestra moral, sino el bien (material) que hayamos hecho. Añade el Evangelio, que los premiados decían, honestamente, que ellos ni siquiera sabían que lo habían hecho por Jesús

EVANGELIO EN AUDIO (mp3)

  1. Este evangelio no se entiende cuando en él solo leemos un llamamiento del Señor para practicar la caridad con los que sufren. Por supuesto, aquí se dice que Dios salva a quienes hacen el bien, como condena a los que se desentienden del que sufre. Pero, ¿eso es todo? Ya es mucho. Porque lo dicho equivale a sentenciar que lo decisivo, para Jesús, no es la fe en Dios, ni la observancia de las normas y ritos religiosos, sino la cercanía o la indiferencia ante los que sufren.
  2. ¿Y por qué es esto lo decisivo? No podemos estar seguros de si la salvación es ir al cielo. De lo que sí estamos seguros es que "la salvación se realiza cuando la vida vale la pena" (Juan A. Estrada). Y es seguro que la vida vale la pena cuando la vida se dedica a remediar o aliviar penas y sufrimientos.
  3. Pero hay algo todavía, que es lo más genial de este evangelio. Se nos ha dicho muchas veces que quien encuentra a Dios, de verdad, es buena gente y pasa por la vida haciendo el bien. Y eso es así. Pero hay otra cosa que no imaginamos, que consiste en esto: los que pasan por la vida haciendo el bien, por eso mismo, por eso solo, y en eso solo, encuentran a Dios.
         O sea, ser feliz, contagiar felicidad, vivir una vida que vale la pena, eso es la salvación. Eso es encontrar a Dios. Y eso es salvarse. Y además, eso es salvar a este mundo tan desbocado.

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