3º domingo de cuaresma - ciclo C

LECTURAS Y COMENTARIO  EN AUDIO  (Justino)

24.3.1980: Oscar Arnulfo Romero, «San Romero de América», arzobispo de San Salvador, profeta y mártir.

      Jesús nos enseña, en el texto de hoy a aprender a escuchar la voz de Dios en los acontecimientos de la historia.
     Sus interlocutores también lo hacían, y por eso van a contarle los hechos, pero escuchaban mal, Dios no decía lo que ellos entendían.
     Es verdad que Dios habla, pero hay que aprender a escucharlo.
     Dios no nos dice que los muertos de esos acontecimientos drásticos eran pecadores, de hecho todos lo son. Lo que Dios nos dice es que por serlo, debemos convertirnos y dar frutos de conversión. Los frutos son una palabra de Dios para esta etapa de la historia.
     Vivimos en sociedades llamadas cristianas. "Occidental y cristiana" se decía, y los frutos fueron torturas, desapariciones, asesinatos, delaciones, miedo, desesperanza... y más todavía: hambre, desocupación, analfabetismo, falta de salud y vivienda, desesperanza... y "por los frutos se conoce el árbol".
     Hoy, muchos llamados cristianos siguen viviendo su fe muy lejos de los frutos de amor y justicia que nos pide el Evangelio: participan de mesas de dinero, de la tiranía del mercado, pagan sueldos "estrictamente «justos»” y precisamente bajos, están afiliados a partidos que nada tienen que ver con la Doctrina Social de la Iglesia . ¿Y los frutos? Individualismo, hambre, pobreza... 
     Así, por ejemplo, vemos que uno de los problemas que tenemos en América Latina para el reconocimiento “oficial” de nuestros mártires es que quienes los han matado “¡se llaman ellos mismos cristianos!”.
     No bastan las palabras. De nada sirve una higuera estéril. Una higuera debe dar higos ya que para eso ha sido plantada. Un pueblo redimido por Cristo, debe edificar, con su vida (y con su muerte si fuera necesario) un Reino que dé frutos de verdad, de justicia y de paz, de libertad, de vida y de esperanza.... 
     Estamos lejos, ¡muy lejos! de lograrlo. Es verdad que en decenas de comunidades hay también frutos muy vivos de solidaridad, de paz, de oración, de justicia y de vida, de celebración y de esperanza... y podríamos multiplicar los frutos que vemos en las comunidades; pero todo lo anterior también es cierto. Faltan muchos frutos que dar, falta mucha vida que cosechar y alegría que festejar.
     El continente de la violencia, de la injusticia y el hambre reclama frutos de los cristianos. Y esos frutos deben darse en la historia. Los acontecimientos cotidianos, de dolor y de muerte, que tan frecuentes vivimos en América Latina nos dan una palabra de Dios, una palabra que debemos aprender a escuchar, que debemos comprender para no creer que Dios dice lo que no está diciendo.
    Jesús nos enseña la “dinámica del fruto” para aprender a reconocer allí un Dios que sigue hablando y que nos sigue llamando a la conversión. no para una conversión individual y personal, sino que dé frutos para los hermanos, para la historia y para la vida. Y la Cuaresma es tiempo oportuno para empezar a darlos...
    El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 86 de la serie «Un tal Jesús», de los hnos. LÓPEZ VIGIL, titulado «La sangre de los galileos». En su página (https://radialistas.net/86-la-sangre-de-los-galileos/) puede recogerse el audio, así como el guión, con un comentario excelente de los autores.

Hoy es el 39º aniversario del asesinato de Mons. Romero, san Romero de América, hoy ya canonizado. No deje de visitar su página en internet (servicioskoinonia.org/romero), donde encontrará materiales sobre su persona y el significado de su martirio.

Para la revisión de vida
    ¿Será queyo creo que el mundo tiene un «segundo piso», el celestial, que maneja lo que pasa en este mundo, y que a su intervención se deben los males y los bienes de lo que nos ocurren? ¿Y que por eso tengo que rezar, o conseguirme de cualquier otra forma el favor del cielo?
   ¿Tengo una mentalidad premoderna, mágica? ¿Creo que hay Alguien más arriba (o más abajo) que interviene en mi vida? ¿Considero todavía que Dios es algo/alguien separado del mundo, separado/diferente de la realidad?

Para la reunión de grupo

    - Solemos tener en nuestra visión inconsciente una imagen de Dios como mecanicista: si nos portamos bien nos han de salir bien las cosas, y si nos salen mal pensamos que se deberá a que algo hemos hecho mal… Como si fuera Dios quien enviase el mal al mundo… ¿Qué tipos de mal podemos encontrar en el mundo, y cuáles serían sus orígenes? (Mal natural, mal cometido por el ser humano, mal provocado por él…)

   - Se dice que la escena del Éxodo que hoy leemos es como la primera presentación de Dios en la historia, la primera vez que entra Dios en ella de un modo decidido… ¿Qué características podemos decir que tiene el Dios bíblico, con semejante «tarjeta de visita»? ¿Qué imagen de Dios refleja este texto bíblico?


Para la oración de los fieles
- Para que tengamos en nuestra fe una imagen de Dios conforme a lo que la Palabra de Dios nos manifiesta: un Dios que interviene en la historia, escucha el clamor de su pueblo y sin quedarse en la pasividad decide entrar en acción, roguemos al Señor.
- Para que también nosotros tengamos una espiritualidad que corresponda al Dios bíblico: abierta a captar los signos de la presencia de Dios en la historia, y principalmente dispuesta a escuchar el clamor de los hermanos que sufren, roguemos al Señor.
- Para que no achaquemos a Dios el mal que nosotros mismos provocamos, roguemos al Señor.
- Para que no decepcionemos una y otra vez al Señor que viene a recoger los frutos que espera de nosotros, sino que con tesón y con esperanza produzcamos frutos de amor comprometido, roguemos al Señor.
- Por la humanidad, para que se haga cada vez más consciente de que tiene que cuidar este mundo, sus riquezas naturales, sus aguas, sus bosques, su capa de ozono… como el hogar que nos ha sido dado y que debemos conservar para las futuras generaciones, en vez de destruirlo simplemente por ambición y afán irracional de lucro, roguemos al Señor.

Oración comunitaria

- Oh Dios, misterio inabarcable. Acostumbrados como estamos a atribuir a tu acción todo lo que nosotros no sabemos explicar, sobre todo el mal cuyo sentido no logramos captar.
Queremos expresarte nuestra voluntad de ser adultos, de asumir nuestras responsabilidades en el mal, y de preferir maduramente el silencio y la acogida del misterio, a la respuesta fácil de achacarte los sucesos incomprensibles o nuestros límites y deficiencias.
Nosotros lo aprendemos esto del ejemplo de Jesús, nuestro hermano, tu hijo bienamado. Amén.

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