2ª semana de cuaresma - miércoles


 1. Las palabras de Jesus, que recoge este relato, tienen dos partes. En la 1a, Jesus afirma el camino y el destino que le espera: sufrimiento, fracaso, muerte de ignominia y despues plenitud de vida. En la 2°, los Doce proponen Ia categoria a Ia que ellos aspiran: puestos de importancia, tener poder y estar sobre los demás (Ia indignacion de "los otros diez" indica que alli todos querian lo mismo). Se ve claramente que aqui se plantean dos destinos estrictamente opuestos. Esto es lo que esta sucediendo en Ia Iglesia desde hace mas de mil novecientos años: hombres revestidos de pompa y poder representando a un crucificado.

2. Es tremendo el contraste que aqui se plantea. Porque es el contraste que está en lo mas determinante que hay en la vida: el prestigio y el poder. Jesus sabe lo que le espera en Jerusalen; y va derecho al desprestigio y el despojo. Los Doce saben lo que hacen los jefes de los pueblos y los grandes de este mundo; y apetecen con astucias y enfados mandar como mandan los poderosos. Lo preocupante del poder no es quien lo tiene, sino aim lo ejerce. iQue clase de poder puede tener un crucificado? iQue forma de poder ejerce de facto un monarca absoluto?

 3. Los catolicos, como catolicos, vivimos (y viviremos) perdidos y desamparados mientras Ia contradiccion entre la "debilidad de Dios" (1 Cor 1, 25) y Ia "potestad suprema, plena, inmediata y universal" del Vicario de Cristo (Canon 331) no se resuelva. "No será asi entre ustedes", dijo el Señor.

     Hoy como ayer, Jesús, así como lo hizo con sus discípulos, vuelve a tomarnos parte, para educarnos y ayudarnos a comprender que el Plan de Dios y el proyecto que él quiere vivir es contrario a las ansias de poder y de tener de los seres humanos. A nosotros nos sigue costando, así como a los discípulos, que Jesús manifieste la acción de Dios en la debilidad, en el no-poder. El Cristianismo, a lo largo de la historia fue revistiendo a Dios y a Cristo en una imagen de poder y se fue perdiendo la visión alternativa, que de Dios tenía Jesús.
     Volver a Jesús en su originalidad es una de las tareas concretas de la cuaresma. Si volvemos al rostro auténtico de Jesús, renovaremos la idea experiencial que tenemos de Dios. De esa manera la manera de creer y de actuar será acorde a la definición que él mismo Jesús hizo de sí: “el Hijo del Hombre no vino a ser servido, sino a servir” Esta es la lógica que hemos de adoptar para ser fieles a Jesús y a su propuesta de humanidad que ofreció.  

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