Viernes 1º de febrero

EVANGELIO EN AUDIO (mp3)

Una vez convencidos de la conveniencia, más aún, de la obligación de ser pequeños, nos queda aceptar que a toda semilla le lleva un tiempo convertirse en árbol. Nos gustaría ver ya los frutos cuando aquella apenas ha sido sembrada. Y precisamente esa ansiedad nos hace restar importancia a los detalles, a los tallitos y las pequeñas cosas que van sucediendo a nuestro alrededor. Pequeñas cosas que son las que conseguirán que, al final, el árbol bien plantado sea sólido; mucho mejor que si hubiera crecido, artificialmente, en una noche.

      Realmente causa admiración la capacidad pedagógica de Jesús para exponer de manera comprensiva y amena el mensaje del reino.
     Nunca presenta una definición de lo que es el reino o el reinado de Dios. Siempre recurre a imágenes, comparaciones, alegorías, analogías y parábolas. Todas ellas llenas de colorido y realismo. Sus oyentes debieron quedar fascinados de sus palabras porque con el lenguaje cotidiano, sencillo es capaz de exponer verdades profundas y complejas.
     De verdad Jesús es un auténtico pedagogo del reinado de Dios.
     Una semilla crece por si sola sin la intervención de la mano del ser humano más que para cuidarla. Se convierte en un arbusto grande, frondoso, apetitoso. Así es el reinado de Dios. Se siembra como una pequeña, diminuta semilla en el corazón humano, y sin que este se dé cuenta va creciendo maravillosamente hasta convertirse en un árbol que da alimento y cobijo a todos.

  ¿Tienes conciencia cómo crece el amor y la gracia de Dios en ti, en tu comunidad, en tu Iglesia?  

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