Sàbado 23 de febrero

EVANGELIO EN AUDIO (mp3) 

      La escena de la transfiguración en Marcos pretende conducir al creyente hacia una comprensión más profunda sobre Jesús. En esta ocasión, el maestro toma aparte tres discípulos; aún torpes e inseguros, y reciben la gracia de ver lo que se manifiesta en Jesús trasfigurado: la comunión entre Dios y su hijo.
     Esta manifestación sorprendente es revelada por una voz clara que indica que Jesús es el Hijo de Dios. Desde luego, la transfiguración de Cristo no es otra cosa que su propia humanidad, es el mismo Jesús que ha sido rechazado, humillado y crucificado. Este Cristo manifestado revela su propia naturaleza glorificada ante el Padre.
     Quienes han recibido este mensaje están llamados a guardarlo y seguir decididamente a Jesús en su último trayecto hacía Jerusalén. La trasfiguración es la actualización de la alianza que Dios tiene para con los oprimidos de la historia. Para seguir reflexionando, preguntémonos:
    ¿nuestra vida permite ser reflejo de esta trasfiguración de Jesús? ¿nuestras acciones trasparentan la misma voluntad de Dios?


Héroes de nuestra fe: San Policarpo, obispo y mártir
       Discípulo de san Juan y el último de los testigos de los tiempos apostólicos, que en tiempo de los emperadores Marco Antonino y Lucio Aurelio Cómodo, cuando contaba ya casi noventa años, fue quemado vivo en el anfiteatro de Esmirna, en Asia (actual TURQUÍA), en presencia del procónsul y del pueblo, mientras daba gracias a Dios Padre por haberle contado entre los mártires y dejado participar del cáliz de Cristo (c. 155).

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