Sábado 2 de febrero


Evangelio en audio (mp3)

Los niños son otro buen ejemplo para concluir esta semana que hemos dedicado al poder de lo pequeño, a la fuerza de la semilla: en los niños, aparentemente tan indefensos y sin ostentación, se encuentra en potencia todo lo que van a llegar a ser. Tanto más cuanto mejor sea, mientras son pequeños, su alimentación o su formación. Al mismo tiempo, los niños son tan vivaces y hermosos, que nos llenan el alma. Simeón y Ana lo entendieron cuando vieron aquella hermosa criatura a la que sus padres llamaban «Jesusito».

      La presentación del pequeño Jesús en el templo de Jerusalén para la purificación de la madre y ofrecimiento del primogénito a Dios, está rodeada de un gran simbolismo.
     En primer lugar el Templo, el portentoso Templo símbolo del poder de Dios, lugar de la presencia divina, punto de encuentro y de identidad nacional. Tórtolas y pichones eran la ofrenda de los pobres que no tenían medios económicos para ofrecer novillos o corderos.
     Simeón y Ana, dos viejos con fe, que a pesar de las evidencias mantienen firme sus esperanzas en la venida del Mesías, del ungido y enviado de Dios para liberar al pueblo de Israel de toda clase de opresión. Qué tiempo tan luminoso. 

     Por eso, hoy celebramos la "fiesta de las candelas", la Candelaria. Razón por la cual, Jesús es presentado como luz que alumbra a toda la humanidad. Celebramos también el día de la Vida Religiosa, los religiosos y religiosas, los monasterios, los conventos, las comunidades religiosas... Deseemos que sea fiel y fecunda en su misión aspotólica.

Comentarios