Miércoles 6 de febrero

Evangelio en audio (mp3)

¡Ojalá fuera más fácil! Pero si somos demasiado bien aceptados, puede que se deba a que no estamos actuando «al modo de Jesús». De los profetas de nuestros días se han dicho toda suerte de barbaridades: primero fue «el fantasma del comunismo», ahora pueden ser la herejía, la inmadurez o la desobediencia. Seguir el Evangelio proporciona una felicidad de base que nadie puede arrebatar, pero también desencuentros y tergiversaciones. Ser profeta cansa más que ser poeta.

       Cómo le cuesta al corazón humano aceptar que Dios pueda revelarse por medio de una persona sencilla, sin títulos, ni dignidades superfluas. Cómo cuesta aceptar y contemplar la presencia de Dios en el rostro del empobrecido.
       Aunque la palabra de Jesús es contundente, profética, autentica y sus signos son humanizadores, las autoridades religiosas judías no logran reconocerlo como el ungido y enviado de Dios para liberar a su pueblo.
       La ausencia de fe es obstáculo para que Jesús pueda mostrar la misericordia de Dios. Pues la fe no es solamente doctrina, códigos, tradiciones, ritos y ceremonias vacíos. La auténtica fe es la adhesión incondicional a la persona de Jesús, es decir, a su proyecto de vida, libertad y esperanza para todos, particularmente para los más pobres y excluidos de los sistemas religiosos y sociales de ayer y de hoy. 

       Detente un momento a examinar la autenticidad y profundidad de tu fe.
       ¿Eres capaz de reconocer la presencia del Señor y seguirle en el humilde, el pobre, el oprimido?  


Fiesta de San Pablo Miki y compañeros mártires

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