Jueves 14 de febrero

Mc 7,24-30  EVANGELIO EN AUDIO (mp3)

           En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro. Se alojó en una casa procurando pasar desapercibido, pero no lo consiguió; una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró enseguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies. La mujer era pagana, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija.
          Él le dijo: "Deja que coman primero los hijos. No está bien echarles a los perros el pan de los hijos".
          Pero ella replicó: "Tienes razón, Señor: pero también los perros debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños
          Él le contestó: "Anda vete, que por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija".
          Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.

      1. Es verdad que, al final de este relato, la presencia de Jesús es también salud y vida para la chica que estaba enferma. Pero también es derto que, según las palabras del propio Jesús, lo que sanó a la niña no fue el milagro de Jesús, sino lo que dijo la madre de aquella muchacha. Y lo que dijo aquella madre fueron unas palabras de tanta humildad y de tal bondad, que allí mismo se modificó el pensamiento de Jesús y se expulsó al demonio. La humildad y la bondad de las buenas personas desarman a Dios y espantan al diablo.
       No creemos en la fuerza de la bondad, y menos aún creemos en lo irresistible que es el poder de la humildad. El orgullo, la arrogancia y la prepotencia son expresiones de la propia inconsistencia y de la propia debilidad.

      2. Sin embargo, este evangelio muestra las dificultades que generan las religiones por causa de las divisiones y preferencias que establecen. En el Judaísmo existía el convencimiento de que los judíos eran los preferidos de Dios, aunque la salvación alcanzaría también, en segundo lugar, a los demás pueblos. De esta idea participaba San Pablo (Rom 1,16; cf. Hech 13, 46).Y es el criterio que Marcos refleja aquí.
    
       3. Jesús, educado en la cultura y en la religión de su pueblo, seguramente participaba de estas ideas. Pero, a juicio del relato de Marcos, la humanidad y la bondad de una pobre mujer extranjera fueron más fuertes que todo. Al mismo Jesús le hicieron ver las cosas de otra manera.

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