Evangelio en audio (mp3)
Muchas veces en la Iglesia "damos vuelta" el Evangelio... y se produce una contradicción entre lo que se «lee» y lo que se ve. Resulta casi imposible sentir el corazón en una nunciatura o en un palacio episcopal o en las parroquias…aunque hemos mejorado bastante
Es mucho más fácil en un bar, en el subte, o paseando por la calle.
Publicano, recaudador de impuestos, impuro, colaboracionista del imperio romano.
Odiado por todo el pueblo. De alguna manera excluido. A personas como Leví de Alfeo, con esas características, es que llama Jesús.
Sus seguidores, sus discípulos y apóstoles no proceden del mundo de la nobleza o de alta alcurnia, ni siquiera de pureza moral o religiosa. Jesús decide por la escoria del mundo, por lo que no cuenta, por los que son rechazados y expulsados por los círculos de poder.
Qué bueno sería aprendiéramos la lección del Maestro. Cuantas veces rechazamos a personas que no pertenecen a nuestro círculo social o eclesial. Porque son diferentes, piensan y opinan diferente, y hasta viven diferente. Tal vez pertenecen a otro credo, o tal vez ni siquiera son creyentes.
Qué bueno sería que echáramos un vistazo a nuestro alrededor y tomáramos conciencia de qué clase de personas estamos rodeados ¿los limpios, los rectos, los que figuran? Y ¿dónde están aquellos, los predilectos de Jesús? ¿En qué lugar de nuestro corazón los tenemos?
Muchas veces en la Iglesia "damos vuelta" el Evangelio... y se produce una contradicción entre lo que se «lee» y lo que se ve. Resulta casi imposible sentir el corazón en una nunciatura o en un palacio episcopal o en las parroquias…aunque hemos mejorado bastante
Es mucho más fácil en un bar, en el subte, o paseando por la calle.
Publicano, recaudador de impuestos, impuro, colaboracionista del imperio romano.
Odiado por todo el pueblo. De alguna manera excluido. A personas como Leví de Alfeo, con esas características, es que llama Jesús.
Sus seguidores, sus discípulos y apóstoles no proceden del mundo de la nobleza o de alta alcurnia, ni siquiera de pureza moral o religiosa. Jesús decide por la escoria del mundo, por lo que no cuenta, por los que son rechazados y expulsados por los círculos de poder.
Qué bueno sería aprendiéramos la lección del Maestro. Cuantas veces rechazamos a personas que no pertenecen a nuestro círculo social o eclesial. Porque son diferentes, piensan y opinan diferente, y hasta viven diferente. Tal vez pertenecen a otro credo, o tal vez ni siquiera son creyentes.
Qué bueno sería que echáramos un vistazo a nuestro alrededor y tomáramos conciencia de qué clase de personas estamos rodeados ¿los limpios, los rectos, los que figuran? Y ¿dónde están aquellos, los predilectos de Jesús? ¿En qué lugar de nuestro corazón los tenemos?
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