Una
familia demasiado grande solo puede mantenerse unida por la fuerza
(leyes, amenazas, condenas). La Iglesia se ha convertido en una
institución tan enorme, que nadie encuentra en ella, hoy en día, a una
verdadera madre o a unos verdaderos hermanos. Por eso se busca el calor
familiar, la ayuda y la acogida en otros grupos, en otros ámbitos. Entre
las tareas urgentes de los cristianos se encuentra la de constituir
«iglesias» domésticas, es decir, llenas de personas a las que podamos
llamar «padre», «madre» o «hermanos». No «reverendísimos o excelencias...». | |
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