SEGUNDA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO (20-26 DE ENERO): MIS CONVENCIMIENTOS FUNDAMENTALES
Si queremos ser seguidores de Jesús y colaboradores en la difusión de su buena noticia, no solo debemos compadecernos de la gente, curarla o hacer esto de cualquier manera: tenemos que estar convencidos hasta el tuétano de que el «vino» que ofrecemos a las personas es el mejor remedio para sanar sus males y para proporcionarles alegría y plenitud de vida.
Se trata de un caldo buenísimo (DOMINGO: «Has guardado el vino bueno hasta ahora»); un vino nuevo que no puede ser almacenado en recipientes caducos (LUNES: «A vino nuevo, odres nuevos»), encerrado en fórmulas legalistas (MARTES: «No se hizo el hombre para el sábado») o dispensado por corazones duros (MIÉRCOLES: «Dolido por la dureza de su corazón»).
El vino de Jesús cura las heridas de la gente (JUEVES: «Todos los que sufrían de algo se le echaban encima»), libra de los demonios (VIERNES: «En mi nombre echarán demonios») y da, con todo ello, señales patentes de que el Reino de Dios está aquí (SÁBADO: «El Reino de Dios ha llegado a ustedes»).
Esta semana se nos invita a que revisemos en qué odres (con qué instrumentos) llevaremos nuestro vino a la gente.
Porque incluso para los más «liberados» es difícil librarse de una tradición (religiosa) esclerotizada, o renunciar a unos moldes cómodos pero ya caducados e incapaces de seguir dando vida hoy.
Las bodas de Caná LECTURAS y COMENTARIO Justino (audio mp3)
La vida de Jesús se desarrolló dentro de la normalidad
propia del ambiente cultural y la religiosidad de un judío del primer siglo de
nuestra era. Los discípulos descubren a Jesús como un hombre normal, en un
ambiente normal y sin ningún tipo de manifestaciones espectaculares o ni
siquiera extraordinarias. Esta realidad de una vida normal en Jesús, hace que
entre los discípulos y él no haya ningún tipo de distanciamiento, antes por el
contrario, una vida verdaderamente humana como la de Jesús, hace que su
experiencia del Dios sea más creíble y mucho más accesible a la conciencia y a
la vida de los que le escuchan y le siguen.
La actitud de Jesús, sin ningún tipo
de pretensión, va revelando una nueva imagen y un nuevo concepto de Dios. Dios
ha dejado de ser ese ser extraño y lejano, que atemoriza al ser humano, y toma
la característica del Dios original de Israel, el Dios que camina con su pueblo.
Para la lógica del evangelio de Juan, el Banquete es un
tema fundamental.
La teología del banquete se abre con la misión de Jesús en Caná de Galilea, y se cierra con la última Cena, fundamento de la Eucaristía. El Banquete es por tanto un signo mesiánico, donde se anuncia la llegada del Reino y se presenta a Jesús, Soberano del Reino. Es un símbolo fundamental que explica en la cotidianidad la presencia del Reino en medio de la historia.
La teología del banquete se abre con la misión de Jesús en Caná de Galilea, y se cierra con la última Cena, fundamento de la Eucaristía. El Banquete es por tanto un signo mesiánico, donde se anuncia la llegada del Reino y se presenta a Jesús, Soberano del Reino. Es un símbolo fundamental que explica en la cotidianidad la presencia del Reino en medio de la historia.
Las bodas de Caná están en el imaginario de los primeros
cristianos y de todo la Iglesia a lo largo de la historia, por ese hecho
inolvidable: en lo mejor de la boda, el vino se acaba. ¿Cómo es posible que no
se haya previsto esta parte en la fiesta? La acción de Jesús de Nazaret frente a
la falta de vino, hará que este relato de las bodas de Caná, quede inmortalizado
en la simbología cristiana.
El milagro de las bodas en Caná de Galilea, no es
simplemente por la falta de vino. El asunto es otro: el relato tiene que ser
entendido en perspectiva de Reino, en dinámica de tiempo mesiánico.
El texto
indica, que había allí en un lugar de la casa, unas tinajas de piedra vacías,
seis en total (el 6 es LA IMPERFECCION, lo no TERMINADO...). El texto hace énfasis en que están vacías. Son tinajas destinadas
para contener el agua de la purificación ritual de los creyentes judíos. Pero
están secas. Este símbolo, indica la sequedad en que se encuentra el modelo
religioso judío. En la visión de los cristianos primeros, que acabaron
separándose del judaísmo, la ley judía, antes que ayudar, terminó dificultando
la relación de Dios con su pueblo. Les resultaba una ley vacía, sin sentido, que
sólo generaba cargas y no posibilitaba la libertad y la alegría. Las tinajas,
destinadas a la purificación, eran un símbolo que dominaba la ley antigua. Ese
modelo de ley creaba con Dios una relación difícil y frágil, mediatizada por
ritos fríos y carentes de sentidos.
No se dice sin embargo que las tinajas estuvieran con
agua. Son llenadas cuando Jesús lo ordena. Al estar llenas, las tinajas que no
prestaban ya ningún servicio, más bien estorbaban en la vida normal de la gente,
permiten una nueva manifestación del proyecto de Jesús: el agua está convertida
en vino.
¿Qué nos indica ese signo? La ritualidad, el legalismo, la norma fría y
vacía, es trasformada en vino, símbolo de la alegría, del gozo mesiánico, de la
fiesta de la llegada del tiempo nuevo del Reino de Dios. Tenemos que acabar en
nuestra vida y en la vida comunitaria, con los sistemas religiosos
deshumanizantes, para lograr entrar en la dinámica liberadora, incluyente y
festiva que Jesús inauguró.
¿Complicada esta interpretación? Efectivamente, es
complicada, con la complicación que brota de un texto sofisticado, muy
elaborado, con toda una trastienda de alusiones veladas y crípticos mensajes.
Leer, proclamar, comentar el evangelio de Juan como si se tratara de una simple
y llana historieta de unas bodas, en las que además Jesús funda el sacramento
del matrimonio, sin más complicaciones... resultaría una lectura fácil y cómoda,
pero sería profundamente carente de veracidad.
Les ofrecemos, para concluir, el soneto de Pedro Casaldáliga sobre las bodas de Caná:
Les ofrecemos, para concluir, el soneto de Pedro Casaldáliga sobre las bodas de Caná:
"No tienen vino"
La verdad es que no tenemos vino.
Nos sobran las tinajas, y la fiesta
se enturbia para todos, porque el sino
es común y la sola sala es ésta.
Nos falta la alegría compartida.
Rotas las alas, sueltos los chacales,
hemos cegado el curso de la vida
entre los varios pueblos comensales.
¡Sangre nuestra y de Dios, vino completo,
embriáganos de Ti para ese reto
de ser iguales en la alteridad.
Uva pisada en nuestra dura historia,
vino final bebido a plena gloria
en la bodega de la Trinidad!El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 17 de la serie «Un tal Jesús», de los hnos. LÓPEZ VIGIL, titulado «Los novios de Caná». El audio, el guión y su comentario pueden ser tomados de aquí: https://radialistas.net/17-los-novios-de-cana/
Para la revisión de vida
El evangelio de Juan presenta la vida de Jesús como una progresiva sucesión de «señales» que él va entregando. Su vida es donación de sí mismo como "señal". ¿Es así mi vida? ¿Soy señal para los demás? ¿Sé, como Jesús, ser señal en medio de las realidades sencillas y diarias, "profanas"... o sólo lo encuentro en el recinto de lo separado, de lo sagrado? ¿Qué debo hacer para parecerme más a Jesús?
Para la reunión de grupo
- ¿Cuáles pueden ser las "señales" de Dios para nosotros hoy? ¿En qué lugares «se convierte el agua en vino» hoy?
- ¿Dónde sigue Jesús dando "señales" hoy? ¿Dónde Jesús sigue presente, haciendo “señales”, por medio de sus discípulos?
- María y Jesús están en la fiesta de la boda, y tienen que ver con el tema del vino de la fiesta... ¿Por qué se ha imaginado tanto a Jesús y a María como alejados de la fiesta y de las alegrías humanas? ¿Por qué la moral cristiana ha sido percibida como enemiga de la alegría?
- ¿Cuál fue la actitud de María en la boda de Caná? San Juan de Ávila hacía notar que este relato de la boda de Caná contiene el "sermoncito de María", la única «homilía» o consejo que María pronunció, y que es bien breve: "hagan lo que él les diga". ¿Qué rasgos mariológicos podríamos descubrirle a este "sermoncito"?
Para la oración de los fieles
- Para que estemos abiertos a percibir las "señales" dispersas que nos remiten más allá de nosotros mismos y de nuestras limitaciones, hacia una Presencia mayor, misteriosa pero real, roguemos al Señor.
- Por los jóvenes, para que descubra cada uno su "hora", el llamado de Dios a hacer de su vida una aventura personal de amor y de entrega al proyecto de convertir el agua de la tristeza en vino de alegría para toda la humanidad...
- Para que sepamos relacionarnos con las cosas sencillas de la vida diaria, sencilla, "profana"... como con "señales" que nos hablan en un lenguaje diferente que nos lleva al encuentro con nosotros mismos, con los hermanos, y con Dios, en nuestra profundidad...
- Por todos los matrimonios, para que vivan con alegría la donación generosa en el amor, que cada día ha de inventar creativamente formas nuevas de decir su amor...
Oración comunitaria
- Oh Dios de todos los pueblos, que de muchas maneras te has comunicado desde siempre con la Humanidad. Para nosotros, ha sido Jesús la gran "señal" que nos ha permitido acceder a ti. Te pedimos que abras nuestros ojos, ilumines nuestra mente, e inflames nuestro corazón, para que también nosotros seamos para los demás señal de amor y de alegría, de esperanza y de agradecimiento. Hasta que un día nos reunamos todos los Pueblos en tu presencia, nuestro hogar definitivo, contigo, Tú que vives y haces vivir por los siglos de los siglos. Amén
El evangelio de Juan presenta la vida de Jesús como una progresiva sucesión de «señales» que él va entregando. Su vida es donación de sí mismo como "señal". ¿Es así mi vida? ¿Soy señal para los demás? ¿Sé, como Jesús, ser señal en medio de las realidades sencillas y diarias, "profanas"... o sólo lo encuentro en el recinto de lo separado, de lo sagrado? ¿Qué debo hacer para parecerme más a Jesús?
Para la reunión de grupo
- ¿Cuáles pueden ser las "señales" de Dios para nosotros hoy? ¿En qué lugares «se convierte el agua en vino» hoy?
- ¿Dónde sigue Jesús dando "señales" hoy? ¿Dónde Jesús sigue presente, haciendo “señales”, por medio de sus discípulos?
- María y Jesús están en la fiesta de la boda, y tienen que ver con el tema del vino de la fiesta... ¿Por qué se ha imaginado tanto a Jesús y a María como alejados de la fiesta y de las alegrías humanas? ¿Por qué la moral cristiana ha sido percibida como enemiga de la alegría?
- ¿Cuál fue la actitud de María en la boda de Caná? San Juan de Ávila hacía notar que este relato de la boda de Caná contiene el "sermoncito de María", la única «homilía» o consejo que María pronunció, y que es bien breve: "hagan lo que él les diga". ¿Qué rasgos mariológicos podríamos descubrirle a este "sermoncito"?
Para la oración de los fieles
- Para que estemos abiertos a percibir las "señales" dispersas que nos remiten más allá de nosotros mismos y de nuestras limitaciones, hacia una Presencia mayor, misteriosa pero real, roguemos al Señor.
- Por los jóvenes, para que descubra cada uno su "hora", el llamado de Dios a hacer de su vida una aventura personal de amor y de entrega al proyecto de convertir el agua de la tristeza en vino de alegría para toda la humanidad...
- Para que sepamos relacionarnos con las cosas sencillas de la vida diaria, sencilla, "profana"... como con "señales" que nos hablan en un lenguaje diferente que nos lleva al encuentro con nosotros mismos, con los hermanos, y con Dios, en nuestra profundidad...
- Por todos los matrimonios, para que vivan con alegría la donación generosa en el amor, que cada día ha de inventar creativamente formas nuevas de decir su amor...
Oración comunitaria
- Oh Dios de todos los pueblos, que de muchas maneras te has comunicado desde siempre con la Humanidad. Para nosotros, ha sido Jesús la gran "señal" que nos ha permitido acceder a ti. Te pedimos que abras nuestros ojos, ilumines nuestra mente, e inflames nuestro corazón, para que también nosotros seamos para los demás señal de amor y de alegría, de esperanza y de agradecimiento. Hasta que un día nos reunamos todos los Pueblos en tu presencia, nuestro hogar definitivo, contigo, Tú que vives y haces vivir por los siglos de los siglos. Amén
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