Viernes Santo

EVANGELIO EN AUDIO: Juan 18 y 19
1.  Para comprender la pasión y la muerte de Jesús, es imprescindible distinguir el "hecho histórico" (lo que allí sucedió), por una parte, y la "interpretación teológica", por otra parte. El "hecho" se relata en los evangelios. La "interpretación" se encuentra en la teología de Pablo y de la carta a los He­breos. La historia de la muerte nos dice que los Sumos Sacerdotes se dieron cuenta de que Jesús y la Religión (tal como ellos la entendían) son incompatibles: "Nosotros tenemos una ley y según esa ley tiene que morir".Jesús es irreconciliable con la Religión cuando en ella unos hombres (los dirigentes) se sirven de Dios para dominar, someter y ejercer violencia sobre los demás seres humanos.

2.  La interpretación teológica de la muerte de Jesús no puede hacerse de forma que, en definitiva, se termine diciendo que "sin derramamiento de sangre no hay perdón" (Heb 9, 22). Porque ese criterio está rechazado en la carta a los hebreos. Y porque semejante principio lleva derechamente a la idea del "dios vampiro", el "dios sanguinario"y cruel, que necesita sangre y muerte para perdonar. Por desgracia, eso se sigue predicando. Lo cual presenta y representa un Dios insoportable e increíble. Es­te tipo de discurso religioso es el responsable del alejamiento de tanta gente, que huye de la religión y de la Iglesia.

3.  De lo dicho se sigue que la muerte de Jesús no se puede entender desde la religión; porque no fue un acto religioso, sino la ejecución de un condenado por la autoridad civil. Ni se entiende desde la devoción,porque un crucificado no es una imagen de piedad, sino el símbolo más fuerte de la exclusión social.Tampoco se entiende desde la política, porque Jesús no fue un subversivo nacionalista, sino que acabó así su vida por fidelidad al designio del Padre del Cielo. La muerte de Jesús solo se puede comprender como exponente cumbre de la lucha por la libertad, es decir, la lucha por la humanización que supera la deshumanización.

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