EVANGELIO EN AUDIO: Juan 11, 45-57
1. Jesús le acababa de devolver la vida a
Lázaro (Jn 11,18-44). Donde había muerte, Jesús dio vida. Esto fue la gota que
colmó el vaso. Jesús tenía cada día más fuerza de atracción sobre la gente.
Cosa que no pudieron soportar los hombres de la religión, que veían (y siguen
viendo) en Jesús el mayor peligro para sus intereses. Si las grandes
instituciones "cristianas" tomaran en serio las exigencias del
Evangelio, se morirían de miedo. Porque tendrían que poner en cuestión sus
seguridades económicas, sus privilegios sociales y tantas otras cosas que se
han empeñado en armonizar con lo que hizo y dijo Jesús.
2. El hecho es que los dirigentes religiosos
del judaismo se dieron cuenta de que Jesús y ellos eran incompatibles. El
peligro mayor para ellos estaba en la fe de los que tomaban a Jesús en serio.
La fe, cuando es fe de verdad, representa una amenaza de muerte para el templo
y para todo sistema religioso-político. Los hombres del Sanedrín fueron lúcidos
y consecuentes: o
él o nosotros. Y
tomaron la decisión lógica: hay que matarlo.
3. El problema insoluble se plantea cuando
se pierde la lógica. Concretamente, cuando se pretende hacer compatible lo que
los sumos sacerdotes vieron que era incompatible. Es decir, cuando se pretende
meter a Jesús en el templo, identificarlo con el boato de la religión y hasta
utilizarlo para promocionar intereses, que, por más "religiosos"que
parezcan, en realidad nada tienen que ver con el Evangelio.
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