EVANGELIO EN AUDIO: Juan 8, 21-30
1. "¿Quién eres tú?" Jesús tenia que resultar desconcertante. Por eso se explica la pregunta que le hicieron los fariseos. Veían en él a un hombre y al mismo tiempo oían de sus labios palabras que solo podían venir de Dios: "yo soy de allá arriba"... "yo no soy de este mundo"... "sino creen que yo soy, morirán en sus pecados". Aquí justamente se plantea el enigma y el misterio de Jesús, que es también el enigma y el misterio de Dios. ¿Por qué?
2. En este relato, Jesús utiliza tres veces la expresión "yo soy" (8,23.24.28). Con esa expresión. Dios reveló su nombre a Moisés (Ex 3.14). Pero ese nombre no es una definición ontológica de la esencia divina. Dios no revela en la Biblia su "ser" sino su "actuar", es decir, no pretende dar a conocer lo que es, sino cómo actúa. Por tanto, lo que nosotros podemos aprender en los evangelios, no se refiere a lo que es Dios, sino cómo actúa, cómo se comporta, qué ocurre y qué acontece cuando se hace presente en la vida, en las personas, en la historia.
3. Jesús nos revela y nos da a conocer a Dios. No porque nos revela la esencia divina, sino porque vivió, habló y se comportó de tal forma que, haciendo eso, nos dijo: "Dios es así". De ahí, la extraña afirmación: "Cuando levanten al Hijo del Hombre sabrán que yo soy". Es decir, en el crucificado, en el ajusticiado, en el fracasado, por defender a los indefensos, ahí y en eso sabemos que Jesús es Dios, porque nos está diciendo cómo es, dónde y cómo encontramos a Dios. A muchas personas lo que les preocupa es saber si Jesús es Dios, pero no le interesa saber cómo tienen que vivir para encontrar a Dios.
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