3º cuaresma martes

Evangelio en audio: Mt 18, 21-35

1.Todo es desproporcionado, y hasta desmesurado, en esta parábola. No tiene proporción ni mesura la cantidad enorme de dinero que le debía el primer empleado al rey. No tiene proporción ni mesura que el rey perdone seme­jante deuda por la simple razón de que el deudor se lo pide. Tampoco tiene proporción ni mesura que el que aca­ba de recibir un perdón tan descomunal, apenas sale a la calle y se encuentra a un desgraciado que le debe una mi­seria, por poca cosa lo mete en la cárcel. ¿Qué explicación tiene esta serie continuada de despropósitos?

2.  
No se trata de exageraciones ni extravagancias. Esto (o algo muy parecido) ocurre a diario y, si se piensa a fondo, lo vemos por todas partes. Se trata de la desproporción asombrosa que existe entre la enorme tolerancia que tene­mos con nosotros mismos y con lo que nos conviene, por una parte, y la brutal intolerancia que tenemos con los demás y con lo que no nos conviene, por otra parte.

3.  
Basta pensar en la tolerancia que tenemos con lo que nosotros molestamos a otros y la intolerancia que tenemos con lo que otros nos molestan. La tolerancia con las propias equivocaciones y la intolerancia con las equivocacio­nes de los demás. La tolerancia con lo masculino y la intolerancia con lo femenino o al revés. La tolerancia con los de mi tendencia religiosa y la intolerancia con los de otras tendencias religiosas. La medida de nuestras intoleran­cias será la medida de la intolerancia que se va a tener con cada cual.

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