Evangelio en audio: Lc 4 24-30
1. Este evangelio pone al descubierto lo peligroso que es el nacionalismo intolerante y fanático. En Nazaret abundaban los nacionalistas de ese estilo. Por eso se pusieron furiosos cuando Jesús les dijo que una viuda de Sarepta y un leproso de Siria habían sido preferidos a todas las viudas y a todos los leprosos que había en Israel. Los nacionalistas no toleran que los que ellos llaman "extranjeros" sean mejor considerados y tratados que ellos.
2. Es bueno amar la propia patria y la
propia nacionalidad. Pero no es bueno el nacionalismo que se vincula a la intolerancia
y al fanatismo. Porque"el fanatismo reside en el hecho de obligar a los
demás a cambiar" (Amos Oz). Y la intolerancia lleva consigo el rechazo de
las creencias y convicciones de los demás, unido eso al poder de impedir que
los otros vivan como ellos creen que más les conviene.
3. Jesús vio y experimentó el peligro que lleva consigo el nacionalismo, así vivido, porque divide y enfrenta a las personas, a los pueblos y a las culturas, desencadena violencias y desprecios mutuos. Y, desde el punto de vista religioso, este tipo de nacionalismo se convierte en una especie de religión civil que se fundamenta en un Dios violento, intolerante y peligroso.
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