3
DE MARZO-JUEVES
3a
SEMANA DE CUARESMA
Lc
11,14-23
En
oque! tiempo, Jesús estaba echando un demonio que era mudo, y apenas
salió el demonio habló el mudo. La multitud se quedó admirada,
pero algunos de ellos dijeron: "Si echa los demonios es por arte
de Belcebú, el príncipe de los demonios. Otros, para ponerlo a
prueba, le pedían un signo del cielo. Él, leyendo sus pensamientos,
les dijo: "Todo reino en guerra civil va a la ruina y se
derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil,
¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios
con el poder de Belcebú; y vuestros hijos, ¿por arte de quién los
echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero si yo echo
los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el Reino de Dios ha
llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su
palacio, sus bienes están seguros. Pero si otro más fuerte lo
asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el
botín. El que no está conmigo, está contra mí; el que no recoge
conmigo, desparrama".
1.
La
creencia en los demonios entró en las tradiciones del pueblo de
Israel a partir del encuentro con las ideas religiosas del
sincretismo irano-caldeo. Esto ocurrió, como es sabido, en los
tiempos del destierro en Babilonia (s. Va.C). Desde entonces se
empezó a pensar y creer que los ángeles {"aggelloi")
aparecen
como poderes espirituales que prestan auxilio, mientras que los
demonios {"daimonoi")
son
poderes diabólicos dañinos. A los demonios o espíritus inmundos se
atribuían las enfermedades, las desgracias y cuanto hacia
sufrir a los seres humanos (O. Bócher). Por eso.
Jesús
en cuanto liberador de los demonios, es el signo más patente de la
presencia del Reino de Dios. Dios reina en el mundo liberando a los
que sufren de las causas que les provocan sus desgracias. Lo que
entraña una enseñanza básica: Dios se hace presente en la vida de
las personas, más por la paz, la alegría y la felicidad, que por la
piedad o la religiosidad.
-
Jesús libera del demonio liberando de la mudez. Se puede "ser" mudo o "estar" mudo. El que calla cuando tendría que hablar, "está" mudo, aunque no "sea" mudo. La corrupción moral, con sus terribles consecuencias, políticas, económicas, sociales..., se debe a la incontable cantidad de ciudadanos que nos portamos como mudos. Porque nos callamos cuando tendríamos que hablar. Y no decimos lo que habría que pregonar a los cuatro vientos. Por desgracia, hay silencios que son cómplices de muchas maldades y origen de tantos sufrimientos. Los llamados medios de "comunicación" son, con frecuencia, medios de "incomunicación". Porque no dicen la verdad. O porque callan lo que tendrían que decir. A eso, antiguamente, se le llamaba "estar endemoniado". Ahora, de esas conductas, se dice que son lo "políticamente correcto". ¡Conductas satánicas! Que son "conductas canallas", que perpetúan la maldad y el sufrimiento de los desgraciados.
-
La división y la confrontación, incluso entre demonios, es signo evidente de auto-destrucción. Una familia dividida, un país en el que viven unos ciudadanos enfrentados contra otros, una Iglesia rota y fracturada en grupos que no se quieren o incluso se odian..., todo eso es satánico.
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