14 DE MARZO-LUNES 5a SEMANA DE CUARESMA



Jn 8,12-20
En aquel tiempo, Jesús volvió a hablar a los fariseos: "Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida". Le dijeron los fariseos: "Tú das testimonio de ti mismo, tu testimonio no es válido". Jesús les contestó: "Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es válido, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; en cambio, vosotros no sabéis de dónde vengo ni a dónde voy. Vosotros juzgáis por lo exterior; yo no juzgo a nadie; o, si juzgo yo, mi juicio es legítimo, porque no estoy yo solo, sino que estoy con el que me ha enviado, el Padre. Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos es válido. Yo doy testimonio de mí mismo, y además da testimonio de mí el que me envió, el Padre". Ellos le preguntaron: "¿Dónde está tu Padre?" Jesús contestó: "Ni me conocéis a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre". Jesús tuvo esta conversación junto al arca de las ofrendas, cuando enseñaba en el templo. Y nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora".

  1. La afirmación de Jesús "Yo soy la luz del mundo" plantea dos cuestiones fundamentales que los teólogos no han tenido debidamente en cuenta. La palabra "kosmos"(mundo) remite a los significados de"mundo7"orden del mundo"/"universo"(H. Balz). Esto nos presenta una primera cuestión: si Jesús ilumina a todo el mundo, es evidente que Jesús no es patrimonio de una sola cultura (Occidente) o una sola religión (el cristianismo). Jesús es patrimonio de la humanidad. Por tanto, Jesús no es el fundador de una religión, sino que representa unos valores y unas convicciones que responden a deseos y anhelos de todo ser humano. Jesús responde a aquello en lo que todos los seres humanos coincidimos.
  2. La segunda cuestión: Jesús es la luz del "kosmos". Pero el kosmos (orden) es lo opuesto al kaos (desorden, violencia). De ahí, el dilema insoluble: "la violencia engendra el"caos", y el orden engendra violencia"(W. Sofsky, H. Popitz). ¿Tiene solución este círculo vicioso? A primera vista, no. Porque el caos del desorden se resuelve cuando intervienen "las fuerzas del orden". Pero estas fuerzas imponen el orden pegando, multando, castigando..., es decir mediante la violencia, que es caos y desorden. ¿No hay salida ni solución?
  3. Si vemos en Jesús el "fundador" y el "centro" de una religión, Jesús nos divide, nos separa, nos aleja y nos enfrenta a los creyentes de otras religiones. Sin embargo, si vemos en Jesús "la encarnación de Dios", la "humanización de Dios", entonces lo que se produce es que quien se identifica con Jesús, por eso mismo "se humaniza", se hace "profundamente humano", ante todo, humano. Por eso, Jesús está donde hay humanidad, bondad, paz, cercanía al sufrimiento, lucha contra la violencia. O sea, Jesús trasciende las religiones. Porque está donde se imponen las "convicciones" de humanidad que nos humanizan hasta saciar las apetencias de "lo humano" = "la vida sin límites".

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