Cada día, con una frase del Evangelio y una viñeta de Cortés.
Cuaresma.
Máster en «Jesús»
Si,
no obstante lo que vimos en el Adviento y durante el mes de enero, a
saber, las dificultades y las exigencias que comporta ser discípulo
de Jesús (¡y las hondas alegrías también!), hemos decidido
liarnos la manta a la cabeza y ser sus seguidores, Jesús nos invita
ahora a apartarnos con él a un sitio tranquilo para recibir allí,
de sus labios, un «máster en jesuidad», esto es, en el Evangelio.
El
máster dura cuarenta días (como la Cuaresma, quadraginta)
y
consta de siete lecciones magistrales:
1.
Sobre el estilo (10
al 13
de febrero). Clase magistral sobre «la forma de ser» de los
discípulos de Jesús.
2.
Sobre
el núcleo del mensaje (Core
business) (14
a 20
de febrero). Cuál es el meollo del mensaje que debe transmitir el
discípulo de Jesús.
3.
Sobre
el enfoque (Focus)
(21
a 27
de febrero). La pequeñez
entendida como verdadera grandeza.
4.
Sobre
el análisis de campo (Fieldwork)
I.
El conocimiento de la realidad (28
a 5 de marzo).
La necesidad de entender los signos de los tiempos para que nuestra
acción sea eficaz.
5.
Sobre
el análisis de campo (Fieldwork)
II.
El conocimiento de Dios (6
a 12
de marzo). La necesidad de entender a Dios para que nuestra acción
sea profunda.
6.
Sobre
la actitud y la técnica del apostolado (Tools)
(13
a 19
marzo). El perdón y la misericordia como instrumentos de trabajo.
7.
Sobre los equipos (The
team) (20
a 26 marzo). La comunidad como espacio imprescindible de vivencia del
Evangelio.
Tomemos
buenos apuntes, porque sobre ellos seremos examinados y porque
inmediatamente después de la Cuaresma (en la Pascua) empezaremos las
prácticas.
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LECCIÓN: EL ESTILO. SOBRE LA FORMA DE COMPORTARSE DE LOS DISCÍPULOS
DE JESÚS
Lo
primero que Jesús nos dice es que llevar una vida profundamente
cristiana no significa ser unos amargados (MIERCOLES: «Cuando
ayunes, perfúmate») ni es incompatible con llevar una vida normal
(JUEVES: «La cruz de cada día»); que las penitencias añadidas o
los gestos dramáticos y grandilocuentes no son necesarios. Al
contrario, hay que saber conservar una alegría íntima (VIERNES:
«¿Pueden guardar luto mientras el novio está con ellos?») que nos
ayude a «saber estar» en todos los momentos (SABADO: «Comer y
beber con publícanos y pecadores»).
Revisar
nuestro estilo de anunciadores de Jesús es lo primero, porque
también los cristianizadores «entramos por los ojos».
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