Lc 13,1-9
En
aquella ocasión se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los
galileos, cuya sangre vertió Pilotos con la de los sacrificios que
ofrecían. Jesús les contestó: "¿Pensáis que esos galileos
eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os
digo que no, y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y
aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé,
¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de
Jerusalén ? Os digo que no. Y si no os convertís, todos pereceréis
de la misma manera". Y les dijo esta parábola: "Uno tenía
una higuera plantada en su viña y fue a buscar fruto en esta
higuera, y no lo encontró. Entonces dijo al viñador: "Ya ves,
tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera y no lo
encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?"
Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año:
yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si
no, el año que viene la cortarás"
1.
Se
sabe que las relaciones de Roma con los judíos, en el s. I, fueron
tensas. Especialmente con los judíos de la diáspora. Pero también
con los de Judea. Flavio, Josefo, Tácito, Suetonio y Dión Casio
informan de medidas imperiales contra los judíos de Roma. Y también
contra los de Jerusalén, en tiempos de Calígula (36-45 d.C.) (D.
ÁlvarezCineira). En todo caso, este evangelio habla de "galileos",
que rechazaban ir al templo de Jerusalén. Pero lo que menos
interesa es saber dónde se
produjo
este incidente. Lo grave es que el poder político no dudó en
cometer un crimen brutal contra personas que practicaban sus
ceremonias religiosas.
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Lo sorprendente, en este relato, es que Jesús no aprovechó la ocasión de aquella noticia para denunciar las injusticias y atropellos que cometían las tropas de ocupación en Palestina, los crímenes, los impuestos, la dominación del Imperio. ¿Se calló Jesús por cobardía? Nunca dio muestras de esa flaqueza humana. Y prueba de ello es que él también fue víctima de la crueldad de Roma con quien le molestaba. Jesús fue libre -y por tanto molesto-, no solo para los sacerdotes del Templo, sino también para los militares de Roma. ¿Por qué?
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Porque le dijo y le contagió a la gente lo que más molesta al despotismo del poder, ya sea del poder religioso, ya sea del político. Se trata del mensaje de la "propia responsabilidad" ante el poder. Y eso se traduce en libertad y en resistencia ante la sumisión. El mundo no se arregla quitando un poder y poniendo otro poder. El mundo se arregla haciendo hombres realmente libres. Lo decisivo, ante los políticos y gobernantes, no es quitar a unos para poner a otros. Lo que importa de verdad es ser libres ante el sistema de poderes que se nos han impuesto. Jesús habla de "conversión". Pero "no hay conversión sin libertad". El que sigue sumiso a los poderes de este mundo, no se ha enterado de lo más básico del Evangelio.
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