4.a
LECCIÓN:
CONOCER LA REALIDAD. SOBRE LA NECESIDAD DE ENTENDER Y DISCERNIR
NUESTRO TIEMPO SI QUEREMOS QUE NUESTRO MENSAJE SEA EFICAZ.
Aunque
sepamos qué es
lo esencial del mensaje cristiano, y aunque tengamos distintos
criterios para enjuiciar la realidad, no cambiaremos el mundo si
no sabemos en qué mundo vivimos. Jesús, como siempre, también nos
sirve aquí de ejemplo al demostrar que conoce bien todos los asuntos
de la sociedad en la que vive y se mueve: desde el capítulo de
sucesos (DOMINGO: «Aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre»)
hasta la meteorología (LUNES: «El cielo estuvo cerrado tres años»),
incluyendo naturalmente la economía (MARTES: «Como no tenía
con qué pagar...»), los asuntos sociorreligiosos (MIERCOLES: «El
que se salte un
precepto»), la política (JUEVES: «Todo reino dividido contra sí
mismo»), la acción social (VIERNES: «Amar al prójimo») o la
estratificación de clases (SÁBADO: «Uno era fariseo, el otro
publicano»).
Dediquemos
esta semana a meditar cómo es
nuestro conocimiento del mundo, hasta qué punto conocemos la
realidad en la
que vivimos. Si es solo teórico, daremos únicamente teorías,
inservibles para la
vida.
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