Jn 6,22-29
Al día siguiente, la gente que se había
quedado al otro lado del lago, notó que allí no había habido más que una lancha
y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se
habían marchado solos. Entre tanto, unas lanchas de Tiberiades llegaron cerca
del sitio donde habían comido el pan (sobre el que el Señor pronunció la
acción de gracias). Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban
allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en
la otra orilla del lago le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo has venido
aquí?" Jesús les contestó: "Os lo aseguro: me buscáis, no porque
habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por
el alimento que perece, sino por el alimento que perdura, el que os dará el
Hijo del Hombre; pues este lo ha sellado el Padre, Dios". Ellos le
preguntaron: "¿ Y qué obra tenernos que hacer para trabajar en lo que Dios
quiere?" Respondió Jesús: "La obra que Dios quiere es esta: que
creáis en el que Él ha enviado".
1. La primera preocupación que siempre han
tenido, y siguen teniendo, todos los seres humanos es la preocupación por la
vida, por tener una vida sana y segura. Ahora bien, la sanidad y seguridad de
la vida supone alimentación y salud. Por eso, como ya se ha dicho en este
libro, los dos grandes temas, que aparecen constantemente en los evangelios,
son la salud de los enfermos y la comida de los que carecen de alimentos, no en
cuanto limosna para llenar el estómago, sino como comensalia para compartir la
mesa.
2. Por eso, si hablamos de la comida, no en
cuanto mera solución al hambre de cada uno, sino en cuanto comensalia, que nos
lleva al tema del compartir con los demás, se comprende lo que Jesús le dijo a
la gente que le buscaba. Aquella gente no comprendió el significado de la
multiplicación de los panes. Solo apetecían el pan que aquel día les
resolvería el problema del hambre. El problema está en que, como eso es lo
único que nos preocupa a casi todos, por eso no se resuelve el problema del
hambre en el mundo. Y, menos aún, el problema que es la causa de que haya tanta
hambre en un mundo en el que sobran alimentos.
3. Se suele decir que este espantoso
problema no se resuelve porque no hay voluntad política para resolverlo. No es
eso. El problema radica en la falta de fe, es decir, en la falta de una
motivación superior, de una voluntad y una fuerza superior, que nos haga
sensibles a la solidaridad y a la comensalia para todos. La solución está en
que tengamos fe en Él, es decir, que la "memoria subversiva" de Jesús
movilice nuestras vidas.
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