Las tentaciones tienen sus luces y sus brillos, aún más cuando nos
tomamos en serio el camino cuaresmal. Jesús no se deja seducir por las
técnicas del tentador que, aunque llamativas, son externas y efímeras.
Su propia vida es respuesta clara a una manera de vivir en la que vemos
estos contrastes:
- Frente al poder y la fuerza, el camino de la humildad y del servicio.
- Cuando queremos
ser los primeros, Él nos invita a ser los últimos, porque los últimos
serán los primeros, no los agobiantes que tienen que ser siempre los
primeros en todo. ¡Y si nos da por ser primeros en amar, en servir…!
¡Genial!
- Y la tentación
del ganar. Él nos dice: “quien pierda su vida por mí, la encontrará”.
Perder para ganar. Otra forma de afrontar la existencia.
- Poderoso
caballero es D. Dinero, que la cosa viene de lejos. Compartir,
solidarizarnos, buscar un sistema más justo… ¡Menuda tarea!
Sigamos la flechita del Angelito. El camino está en gerundio: “Amando”.
Buen propósito para concretar en la Cuaresma y a lo largo de toda
nuestra vida.
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