Lc
11,14-23
En aquel tiempo, Jesús estaba echando un
demonio que era mudo y apenas salió el demonio habló el mudo. La multitud se
quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron: "Si echa los demonios es
por arte de Belcebú, el principe de los demonios". Otros, para ponerlo a
prueba, le pedían un signo en el cielo. Él, leyendo sus pensamientos, les dijo:
"Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si
también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís
que yo echo los demonios con el poder de Belcebú; y vuestros hijos, ¿por arte
de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero si yo
echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el Reino de Dios ha
llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio,
sus bienes están seguros. Pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le
quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo,
está contra mí; el que no recoge conmigo, desparrama".
1.Ya ha quedado dicho, repetidas veces, que
los "demonios" de los que tanto se habla en los evangelios, no son seres
personales misteriosos, de origen infernal y causantes de extrañas patologías,
como sería el caso de la posesión diabólica. De ahí, la necesidad de exorcistas
y exorcismos para expulsar a los demonios de los desgraciados posesos. Todas
esas historias, que han dado materia para argumentos de novelas, historias de
terror y películas de cine, no son sino inventos que vienen de tiempos remotos
y que se repiten de mil maneras. Pero debe quedar claro que todo eso es falso y
no tiene fundamento alguno. Está más que demostrado, por los buenos
especialistas en este asunto, que la demonología entró en la Biblia en los
lejanos tiempos del destierro de los israelitas en Babilonia. Los
"demonios"eran (y son) una forma de hablar para denominar ciertas
patologías y enfermedades del psiquismo humano.
2. Jesús vivió y actuó de tal manera, que
los representantes de la religión se le enfrentaron a muerte. Y es frecuente,
en tales situaciones, que quienes dicen representar a Dios no dudan en mentir,
insultar, agredir y humillar al que no piensa y vive como ellos. Esto ocurría
en tiempos de Jesús y sigue ocurriendo ahora. Ahora mismo hay gente muy
religiosa que no duda en insultar incluso al papa Francisco, cuanto este hombre
ejemplar dice lo que no les agrada a los fanáticos observantes de la religión.
¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué se repite con tanta frecuencia?
3. La respuesta a esta pregunta está clara.
La religión y sus diferentes teologías suelen separar a Dios del ser humano de
tal manera y hasta tal extremo, que acaban por enfrentar "lo divino" a
"lo humano". Ahora bien, desde el momento en que ocurre eso, el que
siempre sale perdiendo es el ser humano. Porque, como es lógico, lo divino es
superior y está siempre sobre lo meramente terrenal. Y, es claro, en nombre de
"lo absoluto", se machaca lo humano cuanto sea necesario, es decir,
todo lo que convenga o interese a los fanáticos de la religión. A eso se le
llama ahora "fundamentalismo". En realidad es una mezcla de locura y
desvergüenza, que arruina la convivencia humana, produce violencia y destroza
la vida de mucha gente. Eso no es fe. Eso es locura y maldad.
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