19 de marzo: San José



Mt 1,16.18-21.24a
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: la madre de Jesús estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era bueno y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero apenas había tomado esta resolución se le apareció en sueños un ángel del Señor que le di­jo: "José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados". Cuando José se despertó hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.
1. Como se ha dicho tantas veces, los relatos de los evangelios (Mt y Lc), sobre la infancia de Jesús, tienen un valor histórico que plantea se­rias dudas. El comienzo del Evangelio, según el más antiguo de los evangelios, el de Marcos (1,1), se sitúa en la vida pública y el ministerio apostólico de Jesús, que tiene su preparación en la predicación y el bautismo de Jesús en el Jordán (Mc 1,2 ss, Mt 3, Lc 3, Jn 1). Por otra parte, sabemos que los vecinos del pueblo de Jesús, Nazaret, no se explicaban cómo podía saber lo que sabía y tener la influencia que tenía. Y hasta ni creían en él o lo tenían por un loco o un tipo peligroso (Mc 3,21; 6,1-6; Lc 4,28-30). ¿Cómo se explica que los mismos veci­nos que sabían las maravillas de la infancia de Jesús, a los pocos años pensaran así de él?
2. En todo caso, la figura de José, y lo que la Iglesia enseña sobre él, nos viene a decir que Jesús vino a este mundo por una especial y singu­lar providencia de Dios, el Padre al que Jesús invocó constantemente durante su vida y en su predicación. En el fondo, la figura de José nos explica que, si Jesús fue tan singular y tan perfecto en su humanidad, eso se debe y se explica por la relación única que Jesús tuvo con el Pa­dre, desde su mismo origen y su concepción en el seno materno de María. Es la forma que los humanos hemos encontrado para explicar la singularidad de Jesús.
3. Pero esto no nos debería llevar a "idealizar" la imagen de José. Ya sabemos que en su pueblo, en su casa y en su familia, no creían en Jesús. Como sabemos que los vecinos de Nazaret al oír a Jesús, se preguntaban: "¿Pero no es este el hijo de José?" (Lc 4,22). Si Jesús predicó, en la si­nagoga de Nazaret, contra el nacionalismo fanático (Lc 4,24-27), y eso provocó la pregunta sobre el "hijo de José" sin duda es que José es­taba entre los luchadores contra la invasión extranjera (de Roma) en Palestina. José fue un hombre justo y un luchador por la libertad de su pueblo y de su patria.

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