Mt 1,16.18-21.24a
Jacob engendró a José, el esposo de
María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. El nacimiento de Jesucristo fue
de esta manera: la madre de Jesús estaba desposada con José y, antes de vivir
juntos, resultó que ella esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo. José,
su esposo, que era bueno y no quería denunciarla, decidió repudiarla en
secreto. Pero apenas había tomado esta resolución se le apareció en sueños un
ángel del Señor que le dijo: "José, hijo de David, no tengas reparo en
llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del
Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él
salvará a su pueblo de los pecados". Cuando José se despertó hizo lo que
le había mandado el ángel del Señor.
1. Como se ha dicho tantas veces, los
relatos de los evangelios (Mt y Lc), sobre la infancia de Jesús, tienen un
valor histórico que plantea serias dudas. El comienzo del Evangelio, según el más
antiguo de los evangelios, el de Marcos (1,1), se sitúa en la vida pública y el
ministerio apostólico de Jesús, que tiene su preparación en la predicación y el
bautismo de Jesús en el Jordán (Mc 1,2 ss, Mt 3, Lc 3, Jn 1). Por otra parte,
sabemos que los vecinos del pueblo de Jesús, Nazaret, no se explicaban cómo
podía saber lo que sabía y tener la influencia que tenía. Y hasta ni creían en
él o lo tenían por un loco o un tipo peligroso (Mc 3,21; 6,1-6; Lc 4,28-30). ¿Cómo se explica que los mismos vecinos que sabían
las maravillas de la infancia de Jesús, a los pocos años pensaran así de él?
2. En todo caso, la figura de José, y lo que
la Iglesia enseña sobre él, nos viene a decir que Jesús vino a este mundo por
una especial y singular providencia de Dios, el Padre al que Jesús invocó
constantemente durante su vida y en su predicación. En el fondo, la figura de
José nos explica que, si Jesús fue tan singular y tan perfecto en su humanidad,
eso se debe y se explica por la relación única que Jesús tuvo con el Padre,
desde su mismo origen y su concepción en el seno materno de María. Es la forma
que los humanos hemos encontrado para explicar la singularidad de Jesús.
3. Pero esto no nos debería llevar a "idealizar" la imagen de José. Ya sabemos que en su pueblo, en su casa y en
su familia, no creían en Jesús. Como sabemos que los vecinos de Nazaret al oír
a Jesús, se preguntaban: "¿Pero no es este el hijo de José?" (Lc 4,22). Si Jesús predicó, en la sinagoga
de Nazaret, contra el nacionalismo fanático (Lc 4,24-27), y eso provocó la
pregunta sobre el "hijo de José" sin duda es que José estaba entre
los luchadores contra la invasión extranjera (de Roma) en Palestina. José fue
un hombre justo y un luchador por la libertad de su pueblo y de su patria.
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