Mc 1,40-45
En aquel tiempo se acercó a Jesús un
leproso, suplicándole: "Si quieres, puedes limpiarme". Sintiendo
lástima, extendió la mano y lo tocó diciendo: "Quiero, queda
limpio". La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio. Él lo
despidió, encargándole severamente: "No se lo digas a nadie; pero para
que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación ¡o que
mandó Moisés". Pero cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes
ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún
pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun asi acudían a él de todas
partes.
1. Después de la curación del leproso, Jesús
le prohibió que lo dijera. En el evangelio de Marcos especialmente se repite
esta prohibición (1,44; 7,36; 9,9, etc). Parece que Jesús no quería que se
divulgaran los prodigios que hacía. ¿Por qué Jesús quería guardar en secreto
que él era el Mesías? Lo único cierto es que a Jesús acudían los que sufrían,
los enfermos, los que pasaban hambre, los que se sentían agobiados. Por lo
demás, la prohibición de divulgar las curaciones era algo imposible. ¿Cómo
podían ocultar los ciegos y los lisiados, en pequeñas aldeas, que de repente
eran vistos con plena salud? ¿Qué razón de ser tiene el llamado "secreto
mesiánico" que Jesús se empeñaba en mantener?
2. También es cierto que a los dirigentes
religiosos y observantes piadosos les molestaba y les irritaba que Jesús ayudara
a la gente y que hiciera eso en contra de lo que mandaba la religión, por
ejemplo curar en sábado o comer con pecadores. Por eso, de Jesús dijeron que
estaba endemoniado (Mc 3,22), que violaba las leyes religiosas y había que matarlo
(Me 3, 6; Jn 5,16; 9,16), que era un blasfemo (Mc 2, 7; 14,64), un impostor (Mt
27,63), un subversivo (Lc 23,2) y hasta un peligro para la estabilidad del
templo y del país (Jn 11,48).
3. Jesús no quiso fama. Ni tampoco quiso
aparecer como un agitador populista o nacionalista (Lc 4,14-30). Ni que lo
tomaran por rey (Jn 6,15). Ni cedió a la tentación del poder (Mt 4,1-10). Y
menos aún toleró el deseo de prepotencia de los que mandan; porque vino a ser
el "sirviente" {"diakonésai') de todos (Mc 10,45). Si Jesús pensaba así, se comprende por qué no
quería propagandistas del bien que hacía. Sobre todo, si tenemos en cuenta que
el título de Mesías era el título más estimado por la religión. Pero Jesús no
quiso ser un personaje'Yeligioso", sino un"ser humano"
profundamente humano, ni más ni menos.
Comentarios
Publicar un comentario