Mc 1,29-39
En aquel tiempo, al salir Jesús de la
sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y de Andrés. La suegra de
Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la agarró de
la mano. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se
puso el sol, le llevaron todos los enfermos y poseídos. La población entera se
agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos
demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó
de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus
compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: "Todo el mundo te
busca". Él les respondió: "Vamonos a otra parte, a las aldeas
cercanas, para predicar también allí; que para eso he venido". Así
recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando demonios.
1. Después de la enseñanza de Jesús, el
evangelio de Marcos nos presenta su actividad. Tal actividad se resume, ante
todo, en que curaba a los enfermos, que podían ser personas con fiebre o
poseídos por malos espíritus. Es decir, endemoniados, que era una forma que se
usaba en aquel tiempo para indicar a los que padecían enfermedades relacionadas
con el psiquismo humano (gente desequilibrada o con depresiones, etc). Los
"demonios" no eran seres personales que venían del infierno para
meterse dentro del cuerpo de algunos individuos. Semejante idea no tiene nada
que ver ni con la Biblia, ni con el Evangelio en concreto. Esto está bien
demostrado por los mejores estudiosos de este asunto (O. Bócher, W.M.
Alexander, H. Ringgren).
2. Los llamados "milagros", que se
relatan en los evangelios, no son hechos prodigiosos que hizo Jesús para
demostrar así que él era Dios. Semejante interpretación de los llamados
"milagros" no está demostrada ni mucho menos. Porque, en tiempo de
Jesús, se atribuían curaciones y prodigios a muchos personajes famosos. Lo que
esos relatos de curaciones quieren decir es que Jesús pasó por el mundo
haciendo el bien, remediando el sufrimiento humano, aliviando el dolor de los
que sufrían.
3. Lo que más preocupó a Jesús y más le
interesó no fue demostrar su "poder divino" sino comunicar a los que
lo pasan mal su "bondad humana". Por eso sabemos que Jesús pasó por
la vida aliviando las penas y dolores de los enfermos y de sus familias. Sin
duda alguna, lo que sí sabemos con seguridad es que Jesús fue tan humano y tan
buena persona que no soportaba ver a la gente sufrir. De ahí que dolor que
veía, dolor que remediaba.
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