Martes 3ª durante el año-B

Mc 3,31-35
En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús, y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dijo: "Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan". Les contestó: "¿Quiénes son mi madre y mis her­manos?" Y pasando la mirada por el corro, dijo: "Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre".
1. Está claro que, para Jesús, era más importante la relación que le unía a quienes estaban allí, escuchándole y conver­sando con él, que la relación que tenía con su madre y sus hermanos. Es decir, para Jesús, era más importante la rela­ción humana, basada en la amistad o en la fe, que la relación humana basada en el parentesco. Jesús pensaba así, por la importancia que para él tenía la libertad. Las relaciones de amistad o de fe son libres porque se basan en conviccio­nes libremente asumidas, mientras que las relaciones de parentesco nos son dadas. Nadie puede elegir libremente quién es su madre o quienes son sus hermanos.
2. Para Jesús, los más cercanos a él son los que hacen la voluntad de Dios. Ahora bien, la voluntad de Dios es que todos nos respetemos, nos ayudemos, nos queramos, y que jamás nos hagamos daño. La voluntad de Dios es que no nos re­lacionemos desde el interés y, menos aún, desde el egoísmo. Pero de sobra sabemos con qué frecuencia y hasta qué extremos de brutalidad se deforman las relaciones de parentesco, que empiezan por manifestaciones de prepotencia, de uso y de abuso, y terminan en rivalidades, rencores, desprecios, odios, venganzas y muerte. Por una herencia o por una envidia, hay hermanos que se odian. Como hay madres castradoras que anulan a sus hijos. No. Jesús solo quería la relación humana enteramente libre. Porque es la única que nos hace más humanos y más libres.

3. Vistas así las cosas, se puede afirmar que la forma de relación humana más perfecta es la amistad. Porque la amistad -en cuanto tal amistad- es la única relación entre los humanos que no tiene sobre sí ningún mandamiento, ninguna obligación, ninguna prohibición. Ni en los códigos de leyes civiles o religiosas, nunca se manda o se prohibe algo en nuestras relaciones con nuestros amigos. La amistad tiene su consistencia en sí misma. Por eso es completamente libre. Un amigo es una persona que me quiere o me aprecia porque así lo quiere con total libertad. Nuestros mejores amigos tendrían que ser nuestros padres, hermanos, los esposos entre sí, los padres con sus hijos, etc.

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