Jn
1, 35-42
En aquel tiempo estaba Juan con dos de
sus discípulos y fijándose en Jesús que pasaba, dijo: "Este es el cordero
de Dios". Le dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús
se volvió al ver que lo seguían, les preguntó: "¿Qué buscáis?" Ellos
le contestaron: "Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?" Él les
dijo: "Venid y lo veréis". Entonces fueron, vieron donde vivía y se
quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de
Simón Pedro, era uno de los de que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encontró
primero a su hermano Simón y le dijo: "Hemos encontrado al Mesías (qu
significa Cristo)". Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le
dijo: "Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que significa
Pedro)".
1. Según el 4º Evangelio, los primeros
discípulos de Jesús pertenecían al grupo de discípulos que se habían congregado en torno a Juan Bautista. El propio Juan no tuvo el menor inconveniente en
que lo abandonaran a él y se fueran con Jesús. Algo después, cuando se
produjeron roces entre los discípulos de Juan y los de Jesús (Jn 3,25-26), fue
Juan el qu cortó las rivalidades con una sentencia genial: "A él le toca crecer, a mí
menguar" (Jn
3,30). El Evangelio no tolera ni los protagonismos ni los proselitismos.
2. Los que se pusieron a seguir a Jesús
querían ver dónde vivía. En cuanto vieron eso, se quedaron con él y se convencieron de que era el Mesías. El sitio donde uno vive indica la forma de vida
que lleva. Jesús dijo que los que viven con lujo viven en los palacios de los
reyes (Mt 11,8). Y eso, la clase de vida y la forma de vivir, es lo que
convence y arrastra, o, por el contrario, lo que escandaliza y espanta a la
gente. Además, esto es contagioso. Lo mismo la forma de vivir que atrae, que su
contraria, la que repele.
3. En este relato, al comienzo mismo de la
convivencia de los discípulos con Jesús, el evangelio de Juan pone ya la confesión de aquellos discípulos en la condición de Mesías (Salvador y Libertador)
propia de Jesús. Y Jesús, desde el prime momento, le cambia el nombre al hijo
de Simón y hermano de Andrés, para designarle en adelante "Pedro". El
autor del 4º evangelio escribió esto cuando ya la figura de Pedro era
reconocida, en su cualidad de "piedra" o "roca", éntre los
primeros cristianos.
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